Las familias vulnerables tienen miedo al verano
Los comedores escolares aportan una dieta equilibrada a los niños, pero cierran en vacaciones. Desde la ONG Educo buscan fondos con los que combatir la malnutrición y la cada vez más alta tasa de pobreza
En el último año 200.000 personas han salido del riesgo de pobreza en España. Así lo constató hace una semana la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES), cuyo informe al respecto —presentado el miércoles 4 de junio en el Congreso de los Diputados— coloca en esa situación al 25,8 % de la población (12,5 millones de personas). Un panorama de «mejora generalizada», pero que el director de la entidad, Carlos Susías, todavía define como «grave y preocupante». Especialmente «alarmante» resulta la tasa de pobreza infantil en nuestro país, «la más alta de la Unión Europea con 2,3 millones de niños, niñas y adolescentes pobres», puntualizó la vicepresidenta de EAPN-ES, Bárbara Palau, durante su intervención. De hecho, las cifras que se refieren a los menores son unas de las que ofrecen peor evolución: han crecido. En el informe presentado por la red en 2024 se recogía que un 28,9 % de los niños se encontraban en pobreza, mientras que, en el informe de 2025, ese porcentaje ha subido hasta el 29,2 %.
- 49,1 % de las familias numerosas viven en riesgo de pobreza o exclusión social.
- 4,1 millones de personas viven en pobreza severa (Ingresos inferiores a 644 €).
- 200 mil personas han salido del riesgo de pobreza en el último año, según EAPN-ES.
- 1/3 de los ingresos de las personas en situación de pobreza se van al pago del alquiler.
- Tres puntos porcentuales ha descendido la pobreza energética durante el año 2024.
- 2,3 millones de niños viven en pobreza en España, el país más afectado de la UE.
Para elaborar todas estas estadísticas, EAPN-ES combina diferentes parámetros. Entre ellos, están incluidos 13 indicadores que miden la carencia material y social severa de los españoles. Uno de ellos es, por ejemplo, la capacidad de permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días. Otro, si la persona en cuestión puede irse de vacaciones al menos una semana al año. Rocío T., de 47 años y que trabaja de costurera en Madrid, no puede hacer ninguna de las dos cosas. «Supone un gasto muy fuerte», a pesar de que «solo somos dos», se lamenta.
Durante el curso, la situación es distinta para algunas familias vulnerables. El comedor del colegio aporta la comida saludable que en muchas ocasiones no pueden proporcionar a sus hijos. Pero, al llegar el verano, ese aporte alimentario y ocupacional que los menores tienen en los centros escolares desaparece durante los aproximadamente 80 días que dura el descanso estival para los chicos. Rocío, en cambio, no descansa: «No tengo ningún día libre en el trabajo, solo los festivos que caigan», reconoce. Para ella es una preocupación que su hija de 15 años, Gabriela, se quede sola tantas horas en casa con el móvil como única distracción.
Una beca para comer bien
Ante esta situación, la ONG Educo ayuda económicamente a la familia para que la muchacha pueda irse unos días de campamento. «Solo tengo palabras de agradecimiento», asegura su madre. Así Gaby «puede estar en un espacio más seguro y tranquilo». La costurera también valora que allí su hija vaya a estar bien alimentada, aunque sabe que es un espejismo. A la vuelta de las vacaciones, con el inicio del curso escolar, la dieta saludable tan solo beneficiará a los niños a los que se les conceda una beca para comer en el colegio o a quienes puedan pagar este servicio. Pero «en España no hay becas comedor para todos aquellos que las necesitan: solo una de cada tres familias que la solicitan la recibe, lo que significa que aproximadamente 900.000 de niños y niñas se quedan sin su única oportunidad de tener una comida completa, sana y nutritiva al día», denuncia Pilar Orenes, directora general de Educo.
Un motivo, apunta Orenes, tiene que ver con una cuestión presupuestaria. «En función del dinero que los políticos destinen a esta partida se podrán conceder más o menos becas». Por eso, desde la organización benéfica se ha pedido al Ejecutivo que conceda a las comunidades autónomas un monto total de 468 millones de euros para que puedan hacer frente a este gasto. Por otro lado, la responsable de la ONG habla de la «complejidad de los trámites, en algunos casos». Hay comunidades con burocracias en este ámbito «más sencillas». Otras, sin embargo, «son más farragosas», critica. Por último, la directora general advierte de la desactualización de los criterios de admisión, de tal forma que a veces ocurre que los baremos no se ajustan a la situación actual y, al final, hay gente que se queda fuera de esta ayuda cuando en realidad sí que la necesitaría.

Para tratar de contrarrestar todas estas situaciones, Educo ha lanzado la campaña No queremos dar pena, queremos darles de comer. Con lo que se recaude, la organización quiere garantizar el derecho a la alimentación de la infancia más vulnerable pagándole el comedor. Lo lleva haciendo desde 2013. En todo este tiempo, han financiado más de 5,7 millones de comidas. «El comedor escolar es parte del derecho a la educación y debería ser universal», concluye Pilar Orenes. «Mientras eso no pasa, necesitamos el apoyo de personas comprometidas para garantizar que los pequeños de familias sin recursos puedan comer en la escuela, porque no se puede aprender con el estómago vacío».