La Vuelta religiosa a España - Alfa y Omega

La Vuelta religiosa a España

Después de más de siete meses recorriendo la Comunidad de Madrid, la Cruz de los Jóvenes y el Icono de la Virgen han dejado la Península para comenzar en uno de los lugares más meridionales de España su peregrinación por el resto del país. En estos días, no ha faltado un recuerdo a los inmigrantes que se dejan su vida en el mar. Mientras, en las diócesis madrileñas de Getafe y Alcalá de Henares, continúa el asombro por el efecto que causa la Cruz

María Martínez López
Monseñor Juan Antonio Reig, obispo de Alcalá de Henares, con jóvenes en la Universidad. Foto: José Manuel Marchal.

El primer viaje de la Cruz de los Jóvenes y el Icono de la Virgen fuera de la Comunidad de Madrid no ha sido pequeño: han comenzado su peregrinación por España saltando nada menos que a las islas Canarias. Los dos símbolos llegaron a Gran Canaria el pasado martes, y, hasta el domingo, están visitando las islas de Fuerteventura -hoy- y Lanzarote -mañana-. El próximo martes, serán entregados a los jóvenes de la diócesis de Tenerife. Como es tradicional, la Cruz está visitando lugares marcados por el sufrimiento. Además de dos hospitales, ayer por la tarde estuvo en un acto de solidaridad con los inmigrantes en Arguienguin, lugar de llegada de los cayucos. Después de un rato de oración, voluntarios e inmigrantes ofrecieron su testimonio en el puerto y se arrojaron 365 claveles al mar en recuerdo de los que no alcanzaron la costa.

Otro de los momentos fuertes de la visita será, este fin de semana, el Encuentro Diocesano de Jóvenes, en Las Palmas de Gran Canaria. Unos 700 jóvenes participarán en talleres de oración y solidaridad, escucharán un concierto del padre Jony, el cura rockero, y peregrinarán al municipio de Gáldar, donde, al ser sede jacobea, se puede ganar el Jubileo. Estos encuentros se celebran anualmente en muchas diócesis, aunque la presencia de la Cruz y el Icono los hace especiales. Éste ha sido, ya, el caso de las diócesis madrileñas de Getafe y Alcalá de Henares, a las que estos dos símbolos visitaron antes de salir de Madrid.

La Cruz entra en la catedral de Getafe para la Jornada Diocesana de Juventud. Foto: SHM.

En Getafe, la Cruz estuvo desde el 31 de marzo hasta el 12 de abril. Esos poco más de diez días se habían preparado en los principales municipios con un pasacalles de la Comisión de Arte y Fe de la Delegación de Juventud getafeña (Ichthys), y dieron para mucho. «Es muy bonito recibir la Cruz y tener que lanzarte a anunciarlo -explica Raúl Benítez, de Ichthys-. Recuerdo la emoción de cogerla. Luego, es una pena, nos acostumbramos a lo extraordinario y se iba creando un poco de rutina»: andar corriendo con la furgoneta, bajar la Cruz, subirla, llevarla a otro sitio… En esos momentos, «más que la Cruz en sí, te sorprende el efecto en la gente, cómo los transforma. Eso nos hacía ver que tenerla era un privilegio y no podíamos quedarnos en lo rutinario».

Vigilia pascual en la cárcel

Para Raúl, uno de los mejores momentos fue la visita y la Vigilia pascual en la cárcel de Valdemoro: «Creíamos que les iba a dar igual, pero habían preparado con unas telas un altarcillo bastante digno, y el coro había preparado canciones. Todos estaban muy agradecidos». Durante todo el día y la noche del 10 de abril, varios cientos de jóvenes getafeños celebraron su Jornada Diocesana de Juventud en torno a la Cruz. «Se notaba más gente que otros años -señala Raúl-, a pesar de competir con el Madrid-Barça».

Después, llegó el momento de entregar la Cruz a la diócesis hermana de Alcalá de Henares, que, con motivo de la visita, convirtió su Encuentro Diocesano de Juventud en una cita de fin de semana, también con turnos de vela, a la que acudieron 300 jóvenes. También fueron, explica don Alberto Raposo, Delegado de Juventud, «dos semanas -del 12 al 26 de abril-, muy intensas. No sé qué tiene esta cruz, creo que es una especial protección de Juan Pablo II, que hace que la gente salga emocionada, renovada y muy contenta. Ha habido mucha gente en todos los actos, porque, al estar sólo un día en cada arciprestazgo, todo el mundo se implica y se moviliza».

Preparación espiritual acción pastoral

Las Jornadas Mundiales de la Juventud son un regalo para toda la Iglesia y, en primer lugar, para la Iglesia local que las recibe, «un don que debe ser acogido con espíritu de gratitud y que requiere un gran compromiso», afirmó el cardenal Stanislaw Rylko en la conferencia sobre las JMJ que pronunció, la semana pasada, en la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española. En el número anterior, Alfa y Omega reprodujo un fragmento de esta ponencia. Junto al cardenal Rylko, intervinieron monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián y uno de los obispos responsables del Departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal, y monseñor César Franco, obispo auxiliar de Madrid y Coordinador general de la JMJ de Madrid. El primero reseñó cómo se está coordinando la peregrinación de la Cruz de los jóvenes y el Icono de la Virgen por las distintas diócesis, así como de los Días en las Diócesis previos a la JMJ. Monseñor Franco, en cambio, subrayó que la JMJ exige una buena preparación espiritual y una acción pastoral de gran envergadura. Además, exhortó a los obispos a que animen a sus jóvenes a inscribirse en la Jornada y a contribuir al Fondo de Solidaridad, para que jóvenes de países desfavorecidos puedan viajar a Madrid.