La reverenda Karen Clark, de la pequeña iglesia metodista de Claremont, cerca de Ontario, California), expuso a los protagonistas del pesebre navideño en jaulas separadas. «Hemos conocido su difícil situación, hemos visto cómo estos solicitantes de asilo han sido recibidos y tratados. Queríamos que la Sagrada Familia sustituyera a esas personas sin nombre, porque también son refugiados», dijo a los medios la reverenda Clark.
Y nada refleja mejor que ese nacimiento la situación que en estos momentos sufren muchas familias en la frontera. Los puentes de paso están atestados de tiendas de campaña hechas de retazos de lonas viejas y plásticos agujereados que no bastan para detener el agua y el frío propios de esta época del año. Y tienen su propia seguridad porque no quieren ser escaparate de nadie, ni dar lástima por unos días al año. Están cansados de que les tomen fotografías y de que los exhiban en los medios para tranquilizar conciencias con un tipo de caridad que no llega a ninguna parte. Las cartas, las tortas, los regalos de Navidad, mitigan en cierta medida el dolor y pueden iluminar momentáneamente los ojos de los niños, pero nunca serán una solución definitiva. La solución pasa por hacer viable en su lugar de origen una vida digna de ser llamada así.
Lo que ellos anhelan es que se solucione su situación para comenzar una nueva vida donde no reine el miedo en las calles.
Celebré la Virgen de Guadalupe en el centro de detención. Cantaron y lloraron, y hablamos de la gran lección que nos da la Virgen Morena. No es blanca ni es india, es mestiza. Y por ello bendice todo mestizaje. No hay razón, pues, de alimentar una supremacía blanca, porque no hay raza pura en ningún lugar del mundo. Y el patrocinio de toda América con el que el Papa san Juan Pablo II le honró en enero de 1999 no lo frena ninguna frontera ni ninguna muralla, por muy alta que la queramos hacer.
Nada causa más dolor que el tener que consolar a una madre que hace más de un año no ve a su niña de 2 añitos. O al papá al que le cantamos las mañanitas porque su hijo nació hace dos días mientras él sigue detenido y no ve la fecha de su salida.
Que el Niño Dios nos toque el corazón a todos los que con buena voluntad queremos hacer un mundo más habitable y más humano donde todas las familias tengan nombre.