La Organización de Estados Iberoamericanos premia a Emilce Cuda, Entreculturas y un cura villero
La secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina subraya al recibir el Premio Iberoamericano de Cooperación para el Desarrollo «qué grande es nuestra Iglesia católica y cuántos misioneros tenemos en tantos lugares de toma de decisiones»
La secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, Emilce Cuda, ha sido elegida por la Organización de Estados Iberoamericanos para recibir su nuevo Premio Iberoamericano de Cooperación para el Desarrollo. Entre sus méritos, está contribuir a la cooperación para fortalecer los lazos de solidaridad, el desarrollo conjunto y el trabajo colaborativo.
En la primera edición de los premios, la OEI entregó más de 20 distinciones a personas e instituciones destacadas en los ámbitos de la educación, los derechos humanos, la ciencia, la cultura y la integración regional, informa el CELAM. Cuda estaba entre las personalidades oriundas de 13 países iberoamericanos que fueron galardonadas en una ceremonia efectuada en el auditorio de la Fundación Ortega Marañón, en Madrid.
«Recibir este premio es un reconocimiento sobre todo para aquellos católicos que están en las periferias, que no son siempre las periferias de la pobreza. Son las periferias institucionales, porque a veces no contamos con que ellos también son la Iglesia», afirmó Cuda. «En reconocimientos como este, vemos qué grande es nuestra Iglesia católica y cuántos misioneros tenemos en tantos lugares de toma de decisiones e importancia para el cuidado de nuestra casa común».
Mujer, laica, docente y delegada pontificia con una visión amplia de la realidad de la región, que la secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina reciba este galardón representa la valoración de su esfuerzo por hacer vida la sinodalidad. «Mi función siempre es ayudar al desarrollo y a la vida, al cuidado de la vida en las Iglesias particulares».
Un ámbito también civil en el que podrá hacerlo será la cumbre del clima, COP30, que se celebrará en noviembre en Brasil. «Se tomarán decisiones que tienen que ver con la vida y el desarrollo en nuestras Iglesias particulares, en el caso mío de América Latina y el Caribe, pero también de todas las periferias del mundo», explicó. «Mi trabajo en este momento es conectarlas con aquellos organismos internacionales y las personas que dentro de esos organismos toman las decisiones para que se escuche la voz de nuestra iglesia».
La teóloga argentina ha logrado, entre otras cosas, superar fronteras acercando a actores diversos. Esto le ha permitido dar voz a los jóvenes universitarios, convocar a representantes de cámaras industriales, sindicatos y movimientos populares; además de motivar la reflexión entre teólogos, artistas y académicos.
La OEI también entregó premios en distintas categorías a Gerardo Martínez, secretario general de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA); Martín Iriberri, de la Fundación Entreculturas; Lucía Salas, directora de la fundación Ortega Marañón; José Utubey, director de Celulosa Argentina; Marcelo Figueiras, presidente del laboratorio Richmond; el cura villero Ignacio Bagatinni, por su trabajo con comunidades vulnerables; Christian Asunelli vicepresidente de programación estratégica del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF), y Amador Sánchez Rico, embajador de la Unión Europea en Argentina.