La memoria como arma contra la proliferación nuclear - Alfa y Omega

La memoria como arma contra la proliferación nuclear

Japoneses de organizaciones que trabajan por un mundo libre de armas nucleares han visitado España para mostrar los daños que provocan y que nuestro Gobierno firme el TPAN en contra de su uso

Laura Negro Ferrari
Shigemitsu Tanaka, copresidente de la organización Nihon Hidankyo, durante su visita a España
Shigemitsu Tanaka, copresidente de la organización Nihon Hidankyo, durante su visita a España. Foto: Fundación Pablo VI.

«El 9 de agosto de 1945 yo tenía 4 años. Aquel día estaba jugando con mi abuelo y con mi hermano menor bajo un árbol de caquis en el jardín. Vi un destello blanco deslumbrante en el cielo sobre Nagasaki y escuché un estruendo ensordecedor». Así comienza el relato de Shigemitsu Tanaka, superviviente de la bomba atómica de Nagasaki hace casi 80 años. Su casa se encontraba a seis kilómetros del epicentro de la bomba y la fuerza del impacto rompió en pedazos los cristales de las ventanas y arrancó de cuajo las puertas correderas. El infierno en el que se había convertido la ciudad lo vivió su madre al día siguiente, cuando las autoridades de la aldea movilizaron a las mujeres para auxiliar a los heridos. «En las aulas, muchos jóvenes y ancianos estaban tendidos en el suelo. Sus heridas eran tan graves que ni siquiera podía distinguir si eran hombres o mujeres. No parecían seres humanos; y las habitaciones estaban llenas de gemidos y olores punzantes». Los efectos de la bomba atómica han marcado la vida de Tanaka. Su padre murió de cáncer de hígado a los 56 años. Su madre sufrió enfermedades hepáticas y tiroideas en sus últimos años de vida. Uno de sus nietos murió al nacer por una grave malformación. Aunque ningún médico se atrevió a asegurar que se debiera a la radiación nuclear, Tanaka está convencido de que todavía afecta a las nuevas generaciones de japoneses. 

Desde aquel fatídico 9 de agosto hasta que el Gobierno le otorgó el reconocimiento de hibakusha, como se define oficialmente en japonés a las personas supervivientes a las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, pasaron 29 años. «Hasta ese momento, no tenía conciencia de ser una víctima», recuerda. Poco a poco empezó a reconocer las secuelas de la bomba atómica en los rostros y en los cuerpos de las personas cercanas. «Un día descubrí que mi compañero de trabajo tenía una oreja derretida; otro, me fijaba en unas quemaduras en los brazos, en la espalda o en el pecho. También descubrí que esas secuelas físicas escondían otras psicológicas, más profundas y difíciles de ver, y que muchas de las personas marcadas habían sufrido discriminación por otros japoneses, especialmente las mujeres». Algunos hombres pensaban que la radiación habría afectado a su capacidad de tener hijos sanos.

Foto de grupo con la petición de adhesión al TPAN
Foto de grupo con la petición de adhesión al TPAN. Foto: Fundación Pablo VI.

Poco a poco, Shigemitsu Tanaka decidió implicarse para luchar por un mundo libre de armas nucleares. En la actualidad es copresidente de la organización Nihon Hidankyo, galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2024, cuyo objetivo es sensibilizar sobre las terribles consecuencias del uso de las armas nucleares y conseguir su prohibición total en el mundo. Tanaka ha visitado España junto con una delegación de varios miembros de otras organizaciones afines: el Consejo Japonés contra las Bombas Atómicas y de Hidrógeno (Gensuikyo) y la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN). Durante estos días, han organizado distintas actividades y reuniones, junto a otros grupos pacifistas de España como Alianza por el Desarme Nuclear, para mostrar a la opinión pública los daños que producen las armas nucleares y conseguir que el Gobierno de nuestro país firme el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN).  

Una de estas actividades se desarrolló en la Fundación Pablo VI, donde acudieron decenas de universitarios para escuchar el testimonio de Shigemitsu y las intervenciones de otros miembros de la delegación. Yayoi Tsuchida, secretaria general adjunta de Gensuikyo, quiso que los jóvenes tomaran conciencia de que las armas nucleares no son una amenaza del pasado. «El peligro de su uso nunca ha sido mayor y estamos al borde de una catástrofe nuclear. Rusia ha reiterado en múltiples ocasiones su amenaza de recurrir al uso de armas nucleares en su invasión a Ucrania». En el mismo sentido habló Carlos Umaña, copresidente y miembro de la junta directiva de ICAN. Vicente Martín Muñoz, obispo auxiliar de Madrid, recordó las palabras del Papa Francisco: «El uso de la energía atómica con fines bélicos es inmoral, como inmoral es la posesión de armas nucleares».

Sin nombre

Tanaka lleva consigo una bolsa con varias fotografías de la barbarie de Nagasaki. Niños con el cuerpo en carne viva, heridas terribles, decenas de cadáveres tan irreconocibles que fueron enterrados en fosas comunes. «Todavía quedan 19.000 víctimas sin identificar». Hoy, este activista teme el paso del tiempo, la desmemoria de las nuevas generaciones y que la muerte de las víctimas del ataque se lleve al olvido.