Japón, 76 años después de Hiroshima y Nagasaki: de la bomba atómica al fuego olímpico de la paz - Alfa y Omega

Japón, 76 años después de Hiroshima y Nagasaki: de la bomba atómica al fuego olímpico de la paz

En el aniversario de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, vuelven a sonar con fuerza los llamamientos al desarme nuclear

Redacción
El pebetero de Tokio 2020 con el fuego olímpico. Foto: AFP / Odd Andersen.

El mundo mira hoy doblemente a Japón. A dos días de la conclusión de los Juegos Olímpicos Tokio 2020, se celebra el 76 aniversario de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki (6 y 9 de agosto de 1945), y vuelven a sonar con fuerza los llamamientos a la paz y al desarme nuclear. Como el de la organización católica Pax Christi, que ha pedido «la firma, ratificación y aplicación del nuevo tratado de las Naciones Unidas sobre la prohibición de las armas nucleares».

En un comunicado emitido ante la efeméride, la entidad asegura que los ataques de 1945, «este primer uso de las armas nucleares», fueron «uno de los acontecimientos más devastadores de la historia y una llamada de atención para la humanidad».

El tratado de la ONU, al que hasta ahora se han adherido 55 estados, entró en vigor el pasado 22 de enero inspirado en el «incansable testimonio de los supervivientes de 1945». «Por fin —asegura Pax Christi—, las naciones de todo el mundo están tomando acciones conjuntas para prohibir las armas nucleares». La organización lo define como un «hito» y un «paso importante para que las atrocidades que han ocurrido en Japón nunca vuelvan a suceder».

Por su parte, desde Nagasaki, la diócesis más grande de Japón y el corazón del catolicismo en el país, su arzobispo, Joseph Mitsuaki Takami, ha destacado en Radio Vaticana la coincidencia de las Olimpiadas con el aniversario de los ataques. Los Juegos, ha dicho, son también «un estímulo para crear la paz en el mundo». Incluso la llama olímpica, contrapuesta al fuego de las bombas, es «una imagen preciosa» para el arzobispo. «El fuego de los Juegos Olímpicos es también un símbolo de oración de amor, oración por la paz. La bomba atómica está absolutamente en contra de esta llama».

En este sentido, ha abundado en la necesidad del desarme nuclear para construir una paz real, verdadera y concreta. «No podemos tener una paz real mientras tenemos estas armas al mismo tiempo», ha asegurado. También ha manifestado la necesidad de comprometerse con el tratado de la ONU de prohibición de armas nucleares, y ha contado que el pasado 7 de julio, el obispo de Hiroshima, Alexis Mitsuru Shirahama, creó un fondo para promover la adhesión.

El Papa, contra las armas nucleares

Fue en Nagasaki donde Mitsuaki Takami recibió al Papa Francisco en el viaje apostólico que hizo a Japón en noviembre de 2019. Entonces, el Papa volvió a ser tajante en su postura sobre las armas nucleares: «El uso de la energía atómica para la guerra es un crimen… ¡Nunca más la guerra, nunca más el rugido de las armas, nunca más tanto sufrimiento!».

En su encuentro con el emperador Naruhito, le confesó que en agosto de 1945, cuando tenía 8 años, lloró al recibir la noticia del lanzamiento de las bombas atómicas. Ya en su primer discurso en el país avanzó que «rezaré en Nagasaki e Hiroshima por las víctimas del bombardeo catastrófico de esas dos ciudades, y me haré eco de vuestros propios llamamientos proféticos al desarme nuclear».

El Papa conoció igualmente de primera mano el testimonio de algunos supervivientes, como el de Yoshiko Kajimoto, que tenía 14 años el 6 de agosto de 1945 y cuyos padres murieron a causa de la radiación. «Nadie en el mundo puede imaginar un infierno como este», aseguró, después de contar cómo fue testigo de «personas con los cuerpos tan quemados que no se distinguía entre hombres y mujeres, con las caras hinchadas al doble de su tamaño normal, los labios colgantes, y la piel quemada colgando a jirones».