La Jornada Mundial de la Juventud se presenta ante el mundo: «La mejor inversión»
Ante los periodistas acreditados ante la Santa Sede, el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, se mostró el martes «persuadido» de que los millones de horas de trabajo invertidos en la preparación de la JMJ por multitud de personas «son la mejor inversión, porque se dedican al corazón de la misión de la Iglesia: presentar a Jesús a las nuevas generaciones». Lo hizo en una rueda de prensa que protagonizó, en Roma, junto al cardenal Stanislaw Rylko y monseñor Josef Clemens, presidente y secretario del Consejo Pontificio para los Laicos respectivamente; monseñor César Franco, coordinador general de la Jornada; y doña Marieta Jaureguizar, su responsable de Prensa. El cardenal saca esta convicción de su «propia experiencia», ya que organizó, en 1989, la Jornada de Santiago de Compostela.
En aquel momento —ha recordado— los jóvenes estaban más alejados de la fe que hoy. Hoy, además, Europa atraviesa una dura crisis, «cuya raíz está en la crisis de valores». Esto significa que los jóvenes «no van a encontrar respuesta a sus preguntas en el materialismo y la tecnología». Por el contrario, «si conseguimos mostrar la belleza de la fe, muchos jóvenes y no tan jóvenes descubrirán o redescubrirán el orgullo y el privilegio inmerecido de ser católicos, y la responsabilidad de transformar este mundo en un lugar mejor para todos».
Continúan sorprendiendo
El cardenal Rylko habló sobre el recorrido de las Jornadas Mundiales de la Juventud, un «fenómeno extraordinario que, después de 25 años, continúa sorprendiendo al mundo» y que «revela un rostro inesperado, no sólo de la Iglesia, sino de los mismos jóvenes».
Enumeraba agradecido: «¡Cuántos cambios de vida la han seguido! ¡Qué descubrimientos importantes y decisivos para la vida de los jóvenes! El descubrimiento de Cristo: Camino, Verdad y Vida; el descubrimiento de la Iglesia como madre y maestra y como compañía de amigos, que sostiene en el camino; el descubrimiento del sucesor de Pedro como guía segura y como amigo del cual fiarse. ¡Cuántas vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa! Gracias a la JMJ, la Iglesia, en el umbral del tercer milenio, ha reencontrado su rostro joven, la cara de un entusiasmo y coraje renovado. Al mismo tiempo, ha nacido también una nueva generación de agentes de pastoral juvenil, más sensibles a las verdaderas necesidades de los jóvenes de hoy». Sin embargo, se trata de un proyecto que también mira «a toda la Iglesia, que tiene constantemente necesidad de ser estimulada por el entusiasmo y el impulso típico de los jóvenes».
Como coordinador general de la Jornada, monseñor César Franco, obispo auxiliar de Madrid, ha centrado su intervención en los preparativos concretos de la JMJ. Explicó, por ejemplo, que de muchos países iban a asistir una media del 15 % más de participantes que en las anteriores Jornadas celebradas en Europa. Al igual que el cardenal Rouco, monseñor Franco recordó el contexto de crisis, para aclarar que ésta «será una JMJ caracterizada por la sobriedad».
También ha presentado el programa de la Jornada, y ha explicado que se centra «en los sacramentos —en modo particular, en la Eucaristía y la Reconciliación—, en la Palabra de Dios, y en el testimonio de caridad hacia los más necesitados». Además, el Consejo Pontificio para los Laicos «nos ha pedido que haya una especial presencia de la cultura y la historia española», que se concretará en manifestaciones culturales como el teatro sacro y la música, pero «también con los horarios nocturnos y la fiesta».
La rueda de prensa es la segunda presentación internacional de la JMJ, después de que, la semana pasada, los diplomáticos de 47 países recibieran del cardenal Rouco información de primera mano sobre la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid 2011.