La Iglesia, mi madre - Alfa y Omega

La Iglesia, mi madre

Papa Francisco
Papa Francisco

La fe es un don de Dios, que se nos da en la Iglesia y por la Iglesia. Nuestro ser parte de la Iglesia no es algo exterior, formal, no es llenar un papel que nos dan… No es esto. Es un acto interior y vital, no se pertenece a la Iglesia como se pertenece a una empresa, a un partido o a cualquier otra organización. Los lazos son vitales, así como los que se tienen con nuestra propia mamá.

Preguntémonos ahora: ¿cómo veo yo a la Iglesia? ¿Me siento agradecido a mis padres porque ellos me dieron la vida? ¿Me siento agradecido a la Iglesia porque me ha generado en la fe mediante el Bautismo? Pero ¿cuántos cristianos recuerdan la fecha de su Bautismo? La fecha del Bautismo es la fecha de nuestro nacimiento en la Iglesia, la fecha en que la Iglesia, nuestra madre, nos dio a luz. ¡Qué lindo! Cuando regresen a casa, vayan a buscar cuál es la fecha de su Bautismo. Para celebrarlo, para dar gracias al Señor por este don.

Todos tenemos defectos, pero cuando se habla de los defectos de la mamá, los cubrimos, los amamos, así… Y la Iglesia también tiene sus defectos. ¿La amo, así como a mamá? ¿La ayudo a ser más bella, más auténtica en el seguimiento del Señor?

Una mamá no se limita a dar la vida, sino que, con mucho cuidado, ayuda a sus hijos a crecer. Y en ello, sabe también corregir, perdonar, comprender, sabe estar cerca en la enfermedad, en el sufrimiento. En una palabra, una buena mamá ayuda a los hijos a salir de sí mismos. La Iglesia, como una buena madre, hace lo mismo: acompaña nuestro crecimiento. ¿Cuál es la relación que tengo con la Iglesia? ¿La siento como una madre que me ayuda a crecer como cristiano? ¿Participo en la vida de la Iglesia? ¿Mi relación es una relación formal, o es vital?

De la Audiencia General (11-IX-2013)