La hija carmelita del psiquiatra Enrique Rojas difunde su vocación
Almudena Rojas iba para política, pero un día recibió la llamada de Dios. Su testimonio circula por YouTube, como novicia youtuber
Dios está en todas partes, también en YouTube. Hace pocos días, Arguments.es, una página web que ofrece contenidos para la catequesis a través de internet, publicó en la popular red social el testimonio de fe de una carmelita descalza de 23 años que inicia de manera oficial la vida de clausura en el convento de la Encarnación de Ávila, donde Santa Teresa de Jesús fue priora. A las pocas horas de su lanzamiento, el vídeo ya contaba con casi 40.000 visualizaciones, y sumando. Quizá su protagonista tenga algo que ver en el súbito éxito de este ejemplo de «catecismo 2.0». Se llama Almudena Rojas y es la hija del prestigioso psiquiatra Enrique Rojas y de la notaria Isabel Estapé.
«Yo tenía en mente opositar para ser juez y dedicarme al Tribunal de Derechos Humanos o a la política», explica Almudena, o, mejor dicho, la Hermana Almudena María de la Esperanza. «En el ámbito personal era una chica muy alejada de Dios. Era egoísta, criticaba bastante a la gente, no me sabía el nombres de las niñas con las que vivía en el colegio mayor», revela en este vídeo que acaba de publicarse con motivo de haber realizado sus primeros votos temporales antes de los perpetuos, dentro de tres años.
Almudena narra cómo descubrió a Dios durante sus años de universidad en Pamplona. «Allí, poco a poco, empecé a tratarle y a quererle cada día un poco más. El problema de ir acercándome fue que empecé a ver que Dios me podía pedir algo más y eso me pareció horrible. Entonces decidí darle la espalda. Incluso fui a una capilla y le dije que prefería no creerle antes que decirle que sí a cualquier cosa. Volví a ser una persona egoísta… no me podía ni soportar», recuerda.
«Milagrosamente», se apuntó a unos ejercicios espirituales para reconciliarse consigo misma. Pensó que no se comprometería mucho, pero terminó sucumbiendo a la llamada divina. «O me pedía ser numeraria del Opus Dei o me pedía ser carmelita descalza…». Fue lo segundo.
En 2014, tras terminar la universidad, inició su vocación religiosa en el convento de la Encarnación. Sin televisión, sin internet, sin calefacción, sin comer carne. A mediados de noviembre tomó los hábitos en presencia de sus padres y ahora, casi un año después, ha realizado sus primeros votos temporales. El vídeo de YouTube está grabado antes de entrar en el convento de clausura. Cuentan que al principio se resistió a aparecer ante la cámara porque, como dice ella, «la vocación de carmelita es la de desaparecer». La priora del monasterio la animó a hacerlo. «Estoy acostumbrada a viajar por el mundo. Ahora lo haré a través de la oración, pero siempre desde un mismo sitio», dice. Su viaje más importante acaba de comenzar.
Martín Bianchi / ABC Madrid