Javier Cercas conversa con Iceta: «Francisco fue un Papa revolucionario»
El escritor «ateo» y «anticlerical» y el arzobispo de Burgos inauguraron la feria del libro local con un coloquio centrado en el anterior Pontífice, la fe y el más allá. «La eternidad empieza aquí», aseguró el prelado
«El cristianismo es una religión contracultural», aseguró este jueves el escritor Javier Cercas, que siempre se presenta como «ateo» y «anticlerical». Lo hizo en el acto inaugural de la 49 Feria del Libro de Burgos, en un coloquio con el arzobispo de la diócesis, Mario Iceta Gavicagogeascoa. Era su primera conversación con un representante de la Iglesia católica en España, a pesar de haber trabajado durante un año investigando en el Vaticano mientras preparaba su último libro, El loco de Dios en el fin del mundo.
El diálogo, que se celebró en el Teatro Principal y estuvo moderado por el agitador cultural José María Yudego, sirvió también como presentación de la obra, inspirada por la fe de su madre, «seriamente creyente». Cercas viajó en 2023 a Mongolia con el Papa Francisco para poder cuestionarle por la vida eterna. El Pontífice respondió con una afirmación que le resultó «sorprendente e inevitable», confesó el autor en Burgos. Sobre el mismo tema, Iceta afirmó con convicción que «la eternidad empieza aquí». Los creyentes «miramos a la eternidad porque si no la vida sería tremendamente triste».
Al haber profundizado en cómo funciona el Vaticano durante el pontificado del Papa argentino y haber tratado con él, su figura ocupó buena parte de la conversación. Cercas lo definió como un Papa «revolucionario y disruptivo», que no cambió la doctrina pero sí emprendió el camino de «volver al cristianismo primitivo». También Cristo, a su juicio, fue un personaje «peligroso» y «subversivo», lo que le llevó a morir en la cruz. Ese es el espíritu que, según él, la Iglesia ha intentado recuperar desde el Concilio Vaticano II.
«La gran tarea»
El arzobispo coincidió en que «volver a la raíz es la gran tarea de la Iglesia», un camino que implica conversión personal y comunitaria. Al plantearle la cuestión de la pobreza, respondió que hay muchos tipos distintos de carencias que socorrer. «Hay personas con bienes materiales pero con una enorme pobreza de misericordia, de perdón, de compañía, de familia. Eso me parece una pobreza sangrante».
En el tramo final de la conversación, Cercas planteó al arzobispo algunas de las críticas que suele dirigir a la Iglesia, en particular sobre su forma de comunicarse: «Tiene un lenguaje viejo, oxidado, poco interesante, almibarado y nada fresco ni atractivo». También señaló la contradicción de que «no tiene poder político real, pero su discurso queda opacado por el político».
Su interlocutor reconoció estas dificultades y recordó que «la Iglesia no se identifica con ningún partido político». En ese sentido, defendió que su papel no es ejercer el poder, sino servir a la sociedad desde el Evangelio, con un mensaje que no busca imponerse, sino proponer caminos de justicia y reconciliación.