Japonés de 21 años fue bautizado por Juan Pablo II y hoy es sacerdote
Keishuke Hazama, japonés de 39 años, es uno de los 31 nuevos curas que fueron ordenados el primer sábado de mayo por monseñor Javier Echevarría, prelado del Opus Dei. Con 21 años no sabía nada de la fe católica pero ese mismo año -1994- fue bautizado en Roma por Juan Pablo II. «Echando la vista atrás, recuerdo algo que me impactó mucho: en mi pequeño pueblo en Japón había una iglesia donde vivía un sacerdote irlandés muy anciano. Era una persona mayor, vivía en un país muy lejano, solo, a mucho kilómetros de su familia, y esto me impactó mucho. Él estaba dando su vida para evangelizar al pueblo japonés, a mi pueblo. […] Su vida no era comprensible desde el punto de vista humano»
Desde el primer fin de semana de mayo, la Iglesia cuenta con 31 nuevos sacerdotes. El prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, impuso sus manos sobre los aspirantes en la romana Basílica de San Eugenio, que se encontraba a rebosar de fieles para la ocasión.
Durante la ceremonia, monseñor Echevarría, explicó a los nuevos sacerdotes que pronto «el Espíritu Santo descenderá sobre vosotros de un modo nuevo. Recibiréis su unción, que hará de vosotros instrumentos vivos de la gracia de Dios, mediante el poder de consagrar in persona Christi el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor, la facultad de perdonar los pecados y el encargo de predicar la Palabra de Dios con su autoridad».
Los nuevos sacerdotes proceden de Reino Unido, Nigeria, Perú, Argentina, Venezuela, España, México, Japón, El Salvador, Filipinas, Alemania, Kenia y Benín, así como de muy diversas profesiones que dejaron atrás al recibir el sacramento del orden sacerdotal.
Keishuke Hazama, japonés de 39 años, es uno de los nuevos curas. A los 21 años todavía no conocía la fe católica. Poco tiempo después, y todavía con 21 años, fue bautizado en Roma por Juan Pablo II en la Semana Santa de 1994. «Pienso que mi vida ha cambiado muchísimo durante todo este tiempo», asegura Keishuke. «Digo esto porque he experimentado cuánto es importante tener fe», continúa.
Según relata el propio Keishuke, en los días previos a su ordenación, «pensé en el camino recorrido hasta ahora». Y en ese camino aparece la figura de un viejo cura irlandés misionero en Japón: «Echando la vista atrás, me vuelve a la cabeza un recuerdo de algo que me impactó mucho: en mi pequeño pueblo en Japón había una iglesia donde vivía un sacerdote irlandés muy anciano. Era una persona mayor, vivía en un país muy lejano, solo, a mucho kilómetros de su familia, y esto me impactó mucho. Él estaba dando su vida para evangelizar al pueblo japonés, a mi pueblo. Se ha quedado impresa en mi mente la imagen de este cura anciano porque su vida no era comprensible desde el punto de vista humano».
«Estoy a punto de ser sacerdote -cuenta Keishuke Hazama en un vídeo-, y aunque me noto algo nervioso, estoy también muy contento y lleno de esperanza, porque, como hizo aquel sacerdote podré dedicarme toda la vida a ayudar y servir a las almas. No sé cuanto tiempo me querrá Dios a su servicio, pero cada día será un paso hacia la esperanza».
Entre el resto de los ordenados también se encuentran un médico argentino, Julio Paz; un inglés profesor de Oxford, Peter Damian-Grint; o un informático filipino de 29 años, Anthony Pichay Sepulveda. Este último empezó a vislumbrar su vocación gracias a un compañero de trabajo: «Desde los siete años me gustaba la programación. Así que estudié primero en la Philippine Science High School. Luego, tras graduar en la Universidad, volví al mismo centro educativo, pero esta vez como profesor. Un día, un compañero me dijo: nuestro trabajo es uno de los más dignos, porque también Jesús enseñaba. Me gustó y me hizo pensar».