Invisibles - Alfa y Omega

Las víctimas de trata son, en su mayoría, jóvenes o menores cuyas situaciones y vidas pasan desapercibidas en la sociedad. Por eso han sido calificadas por la institución del Defensor del Pueblo como víctimas invisibles. Las hay que malviven encerradas; otras están en la calle y parecen llevar una vida más o menos normal. El daño, el mal, no se puede mostrar, pues de inmediato tendría represalias; viven en libertad vigilada.

Muchos de los inmigrantes menores que llegan a nuestras costas ya vienen encadenados a una red que explota a seres humanos. De otra manera el viaje no hubiera sido posible, pues han recorrido miles de kilómetros, han tomado desvencijados autocares, han dormido en desiertos y se han ocultado tras matorrales. Al llegar a tierra, si la travesía ha resistido, ya saben a dónde llamar y hacia dónde dirigirse. Entonces empieza el círculo de la explotación, sometimiento y permanente agresión por un mísero salario.

La acogida rápida y decidida es la única manera de evitar las garras de una red de traficantes. Esto requiere detectar la condición en la que se encuentre ese presunto menor y una actuación inmediata.

El cómo sea la acogida es determinante para conseguir algunos resultados positivos. El centro tiene que reunir condiciones que acojan, como su nombre indica, no que repelan o expulsen; tiene que haber un número de centros que permitan atención personal, no masificación, y un trato con objetivos, no de encierro, sino de mejora de sus expectativas para intentar una vida decente en un futuro.

Sabemos las dificultades que surgen, a veces, en la convivencia en estos lugares, pero la labor pedagógica y de socialización de entregados profesionales puede resolver las situaciones más complicadas. Los jóvenes tienen que encontrar, al fin, un lugar que los tranquilice e incluso les pueda abrir una puerta para un futuro mejor que del que provienen, pese a desgraciados hechos de desaparecidos, huidos o algunas acciones de violencia.

El esfuerzo por estos menores vale la pena. Vienen de un infierno y aspiran a un paraíso. Lo entendemos.

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