Trata de personas: un drama que no puede ser invisible - Alfa y Omega

Trata de personas: un drama que no puede ser invisible

Toca aparcar sectarismos y abordar cómo puede ser que campen a sus anchas redes criminales que explotan a personas

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Santa Josefina Bakhita nació en Sudán en torno a 1869. Cuando era niña fue capturada y vendida como esclava. Sufrió toda clase de penurias y maltratos, hasta que cayó en manos de un diplomático italiano que la llevó a su país, donde recuperó la libertad con ayuda de las Hijas de la Caridad Canossianas. Recibió el Bautismo y, poco después, quiso ser religiosa, entregándose a Dios hasta su muerte en 1947. En palabras de san Juan Pablo II en su canonización en el año 2000, su vida «no inspira una aceptación pasiva, sino más bien una firme decisión de trabajar efectivamente por librar a niñas y mujeres de la opresión y la violencia, y devolverles su dignidad en el ejercicio pleno de sus derechos».

Consciente de ello, Francisco eligió su fiesta, el 8 de febrero, para convocar la Jornada Mundial de Oración y Reflexión contra la Trata de Personas. Con el lema La fuerza del cuidado. Mujeres, economía y trata de personas, este año se apela a transformar una economía que permite los abusos y la explotación en una que cuida a toda persona. Como subraya el Papa en Fratelli tutti, esta forma de esclavitud, muchas veces invisible, es una «vergüenza para la humanidad» y no se puede «seguir tolerando, más allá de los discursos y las buenas intenciones».

Aparte de apostar por la cooperación internacional, en España hemos de hacer autocrítica y tomar medidas serias contra este drama. Toca aparcar sectarismos y abordar cómo puede ser que campen a sus anchas por nuestro país, sin ser detectadas hasta que ya es demasiado tarde, redes criminales que explotan a personas, la mayoría mujeres y niñas de origen extranjero. Y, al hilo de las últimas revelaciones en varias comunidades autónomas, también hay que afrontar qué falla para que, incluso quienes están en el radar de la Administración y supuestamente bajo su cuidado, caigan en estas redes. Faltan recursos y ¿falta voluntad?

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