Hollande, el radical - Alfa y Omega

Hollande, el radical

Eligió al católico Jean-Marc Ayrault como Primer Ministro, y optó por moderados en carteras clave del ejecutivo, como Economía o Interior. Sin embargo, el nuevo presidente de Francia, el socialista François Hollande, ha dejado claro que irá hasta el final, sin concesiones, en la promoción de una agenda ideológica radical. La Iglesia está en el centro de las críticas, desde que, el 15 de agosto, todas las parroquias celebraron una oración por la nación

Redacción

El Gobierno francés presentará en octubre la ley que equipara las uniones homosexuales al matrimonio. También se anuncia un debate sobre el suicidio asistido, y se prepara ya la elaboración de una asignatura obligatoria para inculcar «los valores de la laicidad» en las escuelas. Por lo ya avanzado, se tratará de una materia de fuerte contenido ideológico, que, desde esa óptica, enseñará a «distinguir el bien del mal», según ha explicado el ministro de Educación a Le Journal du Dimanche. Con ello, además, se da carpetazo a la propuesta del ex Presidente Nicolas Sarkozy de superar el radicalismo del laicismo de Estado, vigente en Francia desde 1882, y de avanzar en la integración de la religión en el espacio público, mediante lo que Sarkozy llamó laicidad positiva.

La Iglesia se ha opuesto abiertamente a estos planes. Así se lo hizo saber al nuevo presidente el cardenal André Vingt-Trois, arzobispo de París y presidente de la Conferencia Episcopal Francesa, en su visita, el 17 de julio, al Palacio del Elíseo. Esa oposición, sin embargo, no impidió que el tono fuera cordial, ni la sintonía en otras áreas.

Lo que le ha generado duras críticas a la Iglesia fue la oración común, en todas las parroquias del país, el pasado 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Virgen. La propuesta había partido, a finales de julio, del cardenal Vingt-Trois, «dada la situación y los probables proyectos legislativos del Gobierno sobre la familia».

Con este gesto, se pretendía dar «una señal» a todo el país, y recuperar la oración por Francia, de 1638. Se trataba de rezar por las familias y por «el derecho de los niños a tener un padre y una madre», y también por los gobernantes de Francia y por quienes sufren mayores dificultades económicas en «estos tiempos de crisis», aunque algunos colectivos de izquierda y asociaciones de homosexuales lo han querido interpretar como un ataque y como una injerencia indebida en la arena política.