Historia de una fascinación - Alfa y Omega

Historia de una fascinación

Una exposición en la National Gallery de Londres descubre la admiración que Joseph Turner sintió hacia su maestro, el pintor francés Claudio de Lorena (Claude). La muestra, titulada Turner Inspired. In The Light Of Claude (Turner inspirado: A la luz de Claude), se podrá visitar en Londres hasta el próximo 5 de junio

Eva Fernández
William Turner: The Festival upon the Opening of the Vintage of Macon, 1803.

La fascinación comenzó cuando el entonces veinteañero Joseph Turner (1775-1851) descubrió a Claudio de Lorena en la casa de un coleccionista londinense. Sus biógrafos aseguran que, conmovido ante un cuadro del pintor francés, rompió a llorar. El coleccionista, atónito, preguntó qué le ocurría:

«Lloro porque nunca seré capaz de pintar algo semejante». Y a intentarlo se dedicó con pasión el resto de su vida… Se puso a ello con tanta energía, que superó con creces a quien siempre consideró su maestro, y en cierta forma su rival.

Las huellas que el pintor francés Claudio de Lorena (1604-1682) dejó impresas en el llamado pintor de la luz, quedan reflejadas en esta excepcional muestra que permite realizar un cruce de miradas entre los dos pintores.

El comisario de la muestra, Ian Warrel, asegura que, en la fascinación que Turner sentía hacia Claude (nombre de pila por el que este pintor era conocido), «había casi un elemento romántico. Turner respondía a los cuadros de Claude con tanta competitividad como admiración». Aunque la influencia de Tintoretto, Tiziano o Rembrandt resulta innegable en la obra de Turner, casi se podría decir que el paisajista inglés sólo tenía ojos para Claude.

A la búsqueda de la luz del sol

La exposición de la National Gallery se desarrolla en orden cronológico, para poder descubrir los encuentros y desencuentros entre ambos pintores. Una de las primeras obsesiones de Turner fue intentar colocar el sol en el centro de la obra, tal como había hecho Claude en cuadros como A view of the Roman Campagna from Tivoli, evening, en el que una luz ocre se desparrama sobre tierra, cielos y agua. Esta sorprendente utilización de la luz italiana, bañando paisajes británicos, se aprecia en los numerosos óleos, acuarelas y dibujos que Turner pintó en sus primeros año, como la copia que realizó del cuadro de Claude Landscape with the arrival of Eneas (1799), o en el posterior The Festival Upon the Opening of the Vintage of Macon (1803).

Turner ansiaba viajar para completar su formación, pero las guerras napoleónicas no se lo permitieron hasta el año 1819. En Italia y Francia, redescubrió los efectos de la luz sobre el agua que pueden atisbarse en Banks of the Loire (1829). Tras numerosos viajes por Europa central, pintó centenares de obras, miles de dibujos y acuarelas. Consiguió superar al maestro regalando a la historia del arte paisajes cargados de emociones y abriendo las puertas al impresionismo.

Como buen inglés, Turner se fijó en la forma como Claude pintaba el mar, y como fruto de este abrumador intercambio nos encontramos con cuadros como Keelmen Heaving in Coals by Night, donde Turner recrea el efecto que provoca la luna sobre el mar.

Años más tarde, en Venice: The Gioteca Canal, Looking towards Fusina at Sunset (1840), Turner se convierte en telonero del impresionismo. En su testamento, el paisajista inglés legó a la National Gallery dos de sus obras, con la condición de que fueran expuestas entre otras dos pinturas de Claude escogidas por él mismo. Una forma de perpetuar en la historia la fascinación hacia su maestro.