Gentes: Salvador Sostres, periodista (en elmundo.es) - Alfa y Omega

La propaganda socialdemócrata ha acabado asociando la libertad con la muerte. Apelar a la libertad de matar o de matarse es una perversión, síntoma de una enfermedad moral. La histeria feminista, violenta e iracunda, ha convertido el divorcio en un derecho cuando en el fondo es un fracaso; y el aborto en una cuestión de libertad, cuando es un asesinato. Gallardón tiene razón: hay una violencia estructural que lleva a las mujeres a abortar, y es una violencia ejercida por las propias mujeres, por ese feminismo totalitario que está tan sediento de venganza que tiene la oscura necesidad de afirmarse en las peores atrocidades.