El Gobierno debe aprovechar la Reforma del IRPF para acabar con la discriminación fiscal que sufren las familias con hijos en España, que han tenido que enfrentarse a la crisis económica y a una fuerte presión de impuestos directos e indirectos. El Ejecutivo tiene la oportunidad de mostrar de verdad que la familia es el centro de una nueva política fiscal, como lleva semanas anunciando. No se puede seguir apretando a las familias, cuando son las que más contribuyen a dinamizar la economía, las que más consumen y las que aportan más capital humano para conseguir el relevo de población imprescindible a medio plazo para garantizar el mantenimiento de nuestro sistema de bienestar.