Feelgood: El poder, la más completa de las servidumbres - Alfa y Omega

Ya lo decía el político francés Georges Clemenceau: El poder, la más completa de las servidumbres. Porque por raro que parezca, el fracaso y el poder van muchas veces de la mano, engarzados en un vínculo sin falla que si no sabes gestionar bien puede que te explote en las manos. O peor —si me apuran—, te parte en dos y te subyuga.

De esto y mucho más trata Feelgood, la última apuesta teatral del director Alberto Castrillo-Ferrer que sube al escenario a los componentes del grupo Entramados; un elenco de actores y actrices unidos por la amistad que nació entre bambalinas con la obra de Todos eran mis hijos dirigida por Claudio Tolcachir, y a los que después se han unido otros. Esto, para empezar, ya dice mucho de la apuesta por el teatro y esa pasión y respeto por lo que hacen. Algo -por qué no decirlo- muy admirable y generoso en estos días.

Foto: Charo Guerrero

El argumento de la obra es aparentemente sencillo. Cuenta las horas previas a la intervención del presidente del Gobierno, una especie de sombra que todo lo cubre, ante el Congreso de su partido, donde tendrá que dar un discurso a propósito del medio ambiente y los cultivos transgénicos. Durante ese tiempo su equipo, formado por su mano derecha, Edu, un joven sin escrúpulos (con una fabulosa interpretación de Fran Perea; fuerza y energía en estado puro); Max, su ministro de Medio Ambiente, reflejo de la España cañí y la estupidez insana con frases tan celebradas como se fusila poco en este país (Javi Coll); Marta, Álex, Simón Pik y Elisa como secretaria, escritor de discurso, cómico y periodista respectivamente (tiernos, amables, sufridores personajes encarnados en mejores actores/actrices, si cabe); se verán obligados a recurrir a algo más que palabras para no dejar salir a la luz un secreto que puede hacer tambalear los cimientos del partido.

Y ahí es donde sucede la magia. Se verá sobre escena las miserias dolorosísimas que se apoderan del ser humano, su premura por alcanzar algo más que la gloria, la ambición que todo lo arrastra; las zancadillas, los miedos y las envidias; los llantos y las falsas celebraciones; las desconfianzas, la picardía, el terror… la muerte. Un poco de humanidad por fin, un poco de calma. Porque esto y mucho más es el ser humano.

Foto: Charo Guerrero

Pero no vayan a pensar ustedes que la obra habla de España, claro que no. El lugar no se nombra porque estoy por apostar que incluso dentro de nosotros mismos existe un rinconcito donde confabulan estos personajes para amputarnos la conciencia. De todos modos, no le resultará difícil ponerles nombres y apellidos. La obra es universal, no habla ni de buenos y malos, ni de lo que está bien o mal. Tampoco piensen que van a reírse todo el rato, por supuesto que no. Ya saben que en la vida se ríe, se llora, uno se lamenta, se sonroja… Lo mismo harán ustedes.

Me ha gustado. Me ha gustado mucho, qué les voy a decir. La pieza es sensacional. Beaton es un genio en esto de hacer reír con ingenio y sutileza, sabe confeccionar la sátira. Castrillo-Ferrer no lo ha pasado por alto y se ha propuesto alcanzar grandes metas con esta maravilla. Estoy persuadida de que las va a conseguir.

Vayan a ver la obra. Vayan a vivir la obra. Vayan a pensar la obra. A dibujarla, recrearla, rememorarla.

Feelgood

★★★★★

Teatro:

Teatro Infanta Isabel

Dirección:

Barquillo, 24

Metro:

Banco de España

OBRA FINALIZADA