Un obús en el corazón. El dolor de la muerte y las bombas - Alfa y Omega

Ahora Wahad tiene 18 años y una madre agonizante. El cáncer, ya se sabe, una víbora tan mortal como arrolladora. El caso es que Wahad se monta en un autobús camino del hospital para asistir a los últimos alientos de vida de su madre. Después de la agonía, la calma mezclada con la rabia y el odio se agolpan en el corazón del joven, quien profiere insultos y llora sudor que destila odio. La muerte al final acaba con todo aunque eso sí, deja a su paso vidas tan magulladas como la del propio Wahad; pero créanme, la muerte en sí no es la causante de tanto duelo, es más bien la dureza de la vida que va amputando poco a poco las ganas de vivir y reír, a partes iguales. Difícil combinación en esto de la supervivencia.

Hovik Keuchkerian sorprende por sus enormes dimensiones en el escenario. Con su forma de mirar y sus palabras nos va relatando, a modo de recuerdos, cómo fue el día que vio la muerte cara a cara en un autobús donde había cuerpos atravesando el cristal. También describe una cruenta sala de hospital, los cables y las agujas, la espera y la pérdida. Un monólogo que por momentos duele y otros, agota; pero que sostiene de manera apasionante con su buen hacer sobre las tablas.

Si todavía no saben se acercarse o no a ver y vivir la obra, sepan que es un testimonio duro y valiente. Hablar de la guerra y del cáncer podría parecer una locura en estos días, pero también es cierto que son necesarios. Se trata de una ventana abierta al mundo. Ya saben que se está muriendo en nuestra vecina (al fin y al cabo es lo que tiene la globalización, todo queda cerca) Siria, en Israel, en el Congo y Nigeria, en Libia y en Irán, en… Ya saben que se está sufriendo en tantas salas de hospital que uno pierde la cuenta.

Pero para que no se sientan mal, recuerden que es un monólogo dramático y como en todo drama, –como la vida misma, vamos–, también hay espacio para la esperanza. Lo que sucede es que este texto es una apuesta por el dolor y por reivindicar la rabia. Es una apuesta arriesgada y valiente de Santiago Sánchez quien dirige la pieza. Es de recibo que se apueste también por la lágrima.

Si pueden y quieren vivir de primera mano el llanto interior por la pérdida, este es su espectáculo. Les adelanto que el interlocutor es un joven que arrastra mucha rabia y eso se deja sentir en su lenguaje, en sus formas, pero a veces uno debe perdonarlo casi todo cuando escucha la historia que arrastra.

Terminamos con el principio: «La vida nunca es fácil y si no, que se lo pregunten a Mouawad (Wahad en la obra), el personaje que interpreta Keuchkerian». Quizá la vida no sea fácil para ninguno de nosotros. Todos, de alguna manera, aprendemos a vivir con el dolor para seguir respirando fuera de él, pero ciertamente el llanto de la guerra nos queda, afortunadamente, tan lejos, que nos obliga a mirar alrededor y dar las gracias; que nos obliga a mirar alrededor y tener siempre una mano extendida; que nos obliga a mirar alrededor y a combatir la rabia.

Un obús en el corazón

★★☆☆☆

Teatro:

Teatros Luchana

Dirección:

Calle Luchana, 38

Metro:

Iglesia, Alonso Martínez

Hasta el 27 de octubre