En busca de justicia para los mártires de la UCA
José María Tojeira, SJ se encontraba a pocos metros del lugar del asesinato, crimen un poco menos impune tras la reciente sentencia al excoronel Montano y que se aborda en el documental El Jardín de las Rosas
El 16 de noviembre de 1989, día en el que fueron asesinados en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) cinco jesuitas españoles –entre ellos Ignacio Ellacuría–, otro salvadoreño y dos mujeres, el entonces provincial de la orden en Centroamérica José María Tojeira, se encontraba a unos pocos pasos de allí. «Desde mi ventana hasta el lugar donde los mataron había solo 40 metros», asegura en entrevista con Alfa y Omega. «Fueron momentos muy intensos. Por mi cargo, me tocó afrontar el problema y hacer todo lo que estaba en mi mano para que se supiera la verdad y se hiciera justicia». Una labor para la que no perdió ni un minuto, pues ese mismo día se reunión con el presidente de El Salvador, y en la que se sintió respaldado por los miles de mensajes de apoyo que recibió, enviados desde países como Japón, la India, España o Estados Unidos, y por todo tipo de personas, desde cardenales, hasta presidentes de Gobierno o niños de parroquia. «Todo aquello me dio mucha confianza de que no iban a seguir matando jesuitas y que podíamos trabajar con bastante libertad en favor de la verdad y justicia», explica.
Pero esa justicia nunca llegó. Al contrario, «hoy en día algunos de los implicados en la matanza son diputados nacionales», asegura Alberto Pla, joven director valenciano que acaba de estrenar el documental El Jardín de las Rosas sobre el asesinato de los jesuitas, su vinculación con el clima de violencia actual de El Salvador y la educación como vehículo de progreso. Su título hace referencia a las ocho rosas que el jardinero de la UCA plantó en el lugar en el que se encontraron los cuerpos de los sacerdotes. «El proyecto empezó hace cuatro años, pero nunca lo habíamos podido cerrar porque el crimen seguía impune y la herida abierta». Ahora con la sentencia al excoronel Inocente Orlando Montano –condenado a 133 años de cárcel por ser uno de los autores intelectuales de la masacre– «por fin se ha empezado a hacer justicia y creíamos que era el momento para presentar el documental». Este empieza precisamente con las palabras de Tojeira y acaba con la sentencia de la Audiencia Nacional de España a Montano.
Oposición de «los poderes»
El juicio «ha sido seguido ampliamente y de forma positiva en El Salvador, hasta el punto que fue retransmitido por televisión», confirma el exprovincial y actual director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA. Para él, que fue testigo directo de la matanza, esto es una «satisfacción por el hecho de que se vaya abriendo la conciencia en favor de la justicia». Sin embargo, Tojeira también denuncia que «todavía hay poderes muy fuertes que se oponen al enjuiciamiento» del resto de implicados.
Este «escaso progreso» en los tribunales «también se ha dado históricamente en materias como la salud o la educación», asegura el jesuita. En la actualidad, por ejemplo, «solo superan el Bachillerato en El Salvador el 40 % de los alumnos». Además, «el 65 % de los 36.000 presos del país tienen menos de 35 años». «El futuro de la juventud preocupa especialmente», asevera.
Ante esta situación, Alberto Pla considera «pretencioso» señalar «lo que se debería hacer», pero aspira a que el documental El Jardín de las Rosas, producido entre El Salvador y España, «ayude a reflexionar acerca de la falta de políticas educativas» o «sobre la importancia de la justicia» con el objetivo de «no volver a caer en los mismos errores» y para «que se pongan a las víctimas en el centro». En este sentido, el joven director aboga por «no olvidar o edulcorar problemas como el del terrorismo o la guerra sino abordarlos para aprender de ellos».
Alberto Pla
España / El Salvador
2021
Documental