El párroco de Gaza acertó en su predicción sobre el retorno de los bombardeos
Los gazatíes se sienten «colgados de un hilo» por el fin de la primera fase del alto el fuego y el nuevo bloqueo a la ayuda humanitaria. Pero los católic se saben «colgados de Dios»
En Gaza «la gente teme que vayan a volver los bombardeos» tras el final de la primera fase del alto el fuego, confesaba el domingo Gabriel Romanelli, párroco de la Sagrada Familia, de Gaza. Como si de una predicción se tratara, este lunes un ataque israelí ha matado a dos personas y ha dejado al menos a otras tres heridas en la ciudad de Rafah, en el extremo sur de la Franja de Gaza. Según medios palestinos que citan fuentes médicas, el Ejército israelí lanzó dos misiles desde aviones y disparó desde helicópteros.
También hubo fuego de artillería contra Yabalia, al norte de la Franja. Y buques israelíes abrieron fuego frente a la costa de Jan Yunis, una zona que el mismo Tel Aviv ha catalogado como humanitaria. El Ejército ha admitido estas acciones, escudándose en la presencia de «un barco motorizado sospechoso» en la zona de los navíos y de dos personas «que suponían una amenaza» en el sur del enclave.
Otro miedo de la población es «que vaya a volver la carestía» después de que hayan «cerrado la frontera del sur de la Franja, por donde entra ayuda humanitaria y por donde salen los heridos y enfermos. Y la otra, que es por donde entran mercancías». Esto ha obligado a la comunidad católica a volver a cambiar de planes y a «planear cómo podemos ayudar a la gente» en este nuevo escenario. «Seguimos tratando de hacer lo que podemos». Pero «nadie sabe lo que va a pasar».
Cambio de planes israelí
El sábado acabó la primera fase del alto el fuego. Y están bloqueadas las conversaciones entre Israel y Hamás para implementar la segunda. En ella se tenía que producir la liberación del resto de rehenes todavía retenidos en Gaza —59— y la retirada total de las tropas de Tel Aviv. Israel pretende que, en lugar de lo acordado, Hamás acepte una propuesta que atribuyen al enviado especial de Estados Unidos, Steve Witkoff, para extender la primera fase durante el Ramadán y la Pascua judía a cambio de la liberación de la mitad de los rehenes.
«La ayuda humanitaria nunca debe utilizarse como herramienta de guerra», subrayó el domingo Médicos Sin Fronteras. Por medio de un mensaje en la red social X, Caroline Seguin subrayó que «una vez más, Israel bloquea la ayuda a toda una población, usándola como moneda de cambio. Esto es inaceptable y tendrá consecuencias devastadoras». «Independientemente de las negociaciones, la población sigue necesitando un aumento inmediato de suministros humanitarios», subrayaba la entidad.
Esto implica que Israel lograría sus objetivos sin retirar sus tropas de las zonas donde aún están y sin avanzar hacia acordar un fin sostenible de las hostilidades. Si el grupo terrorista se niega y sigue reteniendo a los rehenes, «tomaremos más medidas», advirtió el domingo por la noche el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahul, en un videcomunicado. «Estados Unidos y el presidente [Donald] Trump nos cubren las espaldas», recoge EFE.
El párroco de Gaza explica en su vídeo que la segunda fase era la que iba a servir para «ver cómo va a seguir la vida aquí, dando la posibilidad de vivir a los más de dos millones de personas que estamos aquí con una ayuda humanitaria consistente y necesaria». Pero reconoce que «casi desde el inicio de la primera fase [de la tregua] temíamos que no se iba a empezar» la segunda.
«Colgados de Dios»
Con todo, aunque humanamente los gazatíes se sienten «colgados de un hilo», los miembros de la comunidad católica se saben «colgados de Dios». Así quisieron demostrarlo con la solemne Misa cantada del domingo. «Dependemos de Dios y la Divina Providencia hace que nuestro amor por él crezca en los momentos de mayor prueba».
Empeñado en «no desanimarse nunca y esperar contra toda esperanza», el sacerdote incluso envía ánimos a quienes lo escuchan desde otros puntos del globo: «No se dejen vencer por el mal y la tristeza. Si les hacen mal las noticias no las vean. Jesús nos trajo la buena noticia».