El Papa pide que la Iglesia se involucre más contra la precariedad laboral
«La falta de trabajo quita dignidad», pero también la explotación laboral, denunció el Papa al recibir a la Asociación Cristiana de Trabajadores Italianos. Francisco pide una intervención de los católicos más decidida en este ámbito
«Una señora que trabaja por 11 horas al día por pocos euros me contó que trabajaba en negro, pobrecita, luego le dijeron: Sí no le gusta, mire detrás de usted, cuánta gente espera este puesto», dijo el Papa Francisco con un ejemplo que ya había presentado anteriormente, al recibir este sábado a la Asociación Cristiana de Trabajadores Italianos, ACLI, en el 70 aniversario de su fundación.
La voz de Francisco tronó contra una economía que obliga a muchas mujeres a «un trabajo indigno». «El dios dinero está gobernando, la cultura del descarte avanza» y también «descarta niños, ancianos y jóvenes». Luego alertó improvisando que hoy es suficiente tener un hijo, enfermar, o perder el trabajo para que la pobreza toque a la puerta de las personas.
Por esto, remarcó que no se puede permitir el aumento de las desigualdades. «Debemos proponer alternativas equitativas y solidarias». En el mundo global no cambian los problemas sino su «dimensión y su urgencia», especialmente inéditas – «la amplitud y la velocidad de reproducir las desigualdades», añadió Francisco.
De esta manera, advirtió de la extensión de la precariedad laboral, el trabajo irregular (en negro – sin contrato) y «el chantaje mafioso» que se hace a los jóvenes. «La falta de trabajo quita dignidad, impide la plenitud de la vida humana y exige una respuesta inmediata y vigorosa».
El Pontífice sostuvo la importancia de la organización y la asociación de los trabajadores para luchar contra la pobreza, que en la economía global toca el empobrecimiento de las clases medias. Y en este sentido, pidió de encontrar soluciones de «inspiración cristiana» y cercanas a «la dimensión popular».
El Papa invitó a las Asociaciones de trabajadores cristianos a perseguir «un sueño que vuele alto» para que el trabajo «libre, creativo, participativo y solidario» termine con el menosprecio de la dignidad de las personas.
En su discurso, Francisco relacionó la inspiración cristiana a la concreta solución de los problemas laborales y sociales, además desde la enseñanza y la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia. Precisamente, la Iglesia apoya los sindicatos en su labor de mejorar la sociedad. Ya Benedicto XVI en enero de 2009, recibiendo a la Confederación Italiana Sindical de Trabajadores (CISL), indicó que la Iglesia aprecia el papel «fundamental de los sindicatos». «El mundo necesita personas que se dediquen con desinterés a la causa del trabajo respetando plenamente la dignidad humana y el bien común», dijo el ahora Papa emérito.
Ary Waldir Ramos Díaz / Aleteia