El Papa insta a los jueces a ser libres y rechazar la corrupción - Alfa y Omega

El Papa insta a los jueces a ser libres y rechazar la corrupción

El Papa instó a los jueces y fiscales —muchos de ellos, argentinos— que participaron el viernes en un simposio sobre la lucha contra la trata y el crimen organizado en el Vaticano a no dejarse atrapar por la telaraña de la corrupción y a rechazar las presiones de gobiernos, entidades privadas u organizaciones criminales. Francisco se reunió a solas durante 40 minutos con el magistrado que investiga a Macri y Kirchner

Redacción

«Yo sé que ustedes sufren presiones, amenazas, y sé que hoy día ser juez, ser fiscal, es arriesgar el pellejo. Y eso merece un reconocimiento a la valentía de aquellos que quieren seguir siendo libres en el ejercicio de su función jurídica», dijo Francisco. «Uno de los más grandes males sociales del mundo de hoy es la corrupción en todos los niveles» porque «debilita cualquier Gobierno, la democracia participativa y la actividad de la justicia».

«A ustedes, jueces, corresponde hacer justicia y les pido una especial atención en el campo de la trata y del tráfico de personas y, frente a esto y al crimen organizado, les pido que se defiendan de caer en la telaraña de las corrupciones», reclamó. «Pido a los jueces que realicen su vocación y misión esencial, la de establecer la justicia sin la cual no hay orden, ni desarrollo sostenible e integral ni paz social», subrayó.

En el acto, promovido por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, participaron alrededor de 150 jueces —entre ellos su amigo bonaerense Gustavo Vera— magistrados y trabajadores de este ámbito para estudiar estrategias en la lucha contra la trata de personas y el crimen organizado. Otro de los presentes en la reunión fue Sebastián Casanello, el juez argentino que investiga supuestos lavados de dinero de Cristina Fernández de Kirchner y al presidente Mauricio Macri por su participación en los papeles de Panamá. Casanello se reunió con el Pontífice durante al menos 40 minutos en la casa Santa Marta. «El apoyo del Papa es crucial y es un honor para nosotros concurrir invitados por él. Como líder espiritual y como jefe de un Estado, y por el mensaje y la extensión del mensaje que está dando, sin dudas es un apoyo para el trabajo cotidiano de todos nosotros y para el fortalecimiento de las instituciones de la Argentina y del resto del mundo», declaró el magistrado a la salida, según relata el diario Clarin.com.

También estuvieron presentes otros jueces de alta exposición pública, como María Servini de Cubría, que acaba de ordenar una auditoria judicial sobre la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) y Julián Ercolini, al frente del expediente Hotesur, una investigación que involucra a Kirchner en negocios inmobiliarios poco claros.

La postura de la Iglesia contra la pena de muerte

Durante su alocución, el Pontífice destacó la necesidad de sancionar con la vista puesta en la reinserción de los condenados y expresó «seriamente la postura de la Iglesia contra la pena de muerte», lo que suscitó el aplauso de los asistentes. «Me decía un teólogo que en la concepción medieval y postmedieval la pena de muerte tenía (dentro) la esperanza. Se los entregamos a Dios. Pero los tiempos han cambiado y esto ya no cabe. Dejemos que sea Dios quien elija el momento, pero no podemos ayudar».

Francisco apuntó que «hacer justicia» implica dictar sentencias que miren a la reeducación de los condenados, »de tal modo que se les pueda abrir una esperanza de reinserción en la sociedad» porque «ni siquiera el homicida pierde su dignidad». Una pena cerrada en sí misma que «no dé lugar a la esperanza es una tortura, no es una pena», exclamó.

Poner la atención en las víctimas

Por otro lado, Francisco instó «hoy más que nunca» a los magistrados a poner «gran atención en las necesidades de las víctimas» porque «son las primeras que deben ser rehabilitadas y reintegradas en la sociedad». «No vale el viejo adagio: “Son cosas que existen desde que el mundo es mundo”. Las víctimas pueden cambiar y de hecho sabemos que cambian de vida con la ayuda de los buenos jueces, de las personas que las asisten y de toda la sociedad», añadió.

En este contexto, reivindicó que la Iglesia se involucre en lo que consideró como la gran política porque, en palabras del beato Pablo VI, constituye una de las formas más altas del amor y de caridad.

Los participantes firmaron una declaración en la que se comprometieron a promover objetivos como incrementar la colaboración judicial, nacional e internacional, en la lucha contra la trata de personas o a destinar los bienes incautados a los criminales en la rehabilitación de las víctimas.

Efe / Redacción