El nuevo Patriarca de los caldeos anima a los cristianos de Irak a no emigrar
«No os aisléis y no emigréis, cualesquiera que sean las presiones a las que estáis sometidos. Ésta es vuestra tierra. Yo conozco vuestros miedos, pero os invito a vivir la realidad con fe y esperanza». Con estas palabras exhortó a los cristianos iraquíes monseñor Louis Sako, en la Misa en la que fue entronizado como nuevo Patriarca de la Iglesia caldea
El nuevo Patriarca de la Iglesia caldea, monseñor Louis Raphaël I Sako, presidió la semana pasada, en la catedral de San José, en Bagdad, la Misa de entronización con la que toma posesión de su labor al frente de la Iglesia caldea. En su homilía, se refirió especialmente a las difíciles circunstancias por las que atraviesan los cristianos caldeos en Irak: «Lo que hemos experimentado en términos de sufrimiento, angustia y derramamiento de sangre de nuestros mártires puede, si lo deseamos, incorporarnos al misterio de Cristo, ayudarnos a reconocer la presencia de Dios entre nosotros, fortalecer nuestra esperanza en que el Espíritu Santo cambie y mejore los corazones de los hombres y las mujeres».
Antes de la invasión norteamericana de Irak, en 2003, vivían en el país un millón de cristianos. Sin embargo, hoy no llegan a la mitad, debido a los asesinatos y al clima de violencia general que está destrozando el país, y que ha obligado a muchos de ellos a emigrar. Es éste precisamente el principal reto al que se enfrenta el nuevo Patriarca, quien, tras referirse a «nuestros hermanos musulmanes, a los que Dios ama como nos ama a nosotros», afirmó su esperanza en que «la tormenta pasará», y pidió a los cristianos que no cedan a la tentación de emigrar del país: «No os aisléis y no emigréis, cualesquiera que sean las presiones a las que estáis sometidos. Ésta es vuestra tierra. Yo conozco vuestros miedos, pero os invito a vivir la realidad con fe y esperanza. No sois una minoría en este país, vosotros estáis aquí desde hace dos mil años y formáis parte del origen de este país».
Un «pequeño rebaño», pero del Señor
Monseñor Louis Sako fue elegido nuevo Patriarca de Babilonia de los Caldeos en el Sínodo de los Obispos de la Iglesia caldea, convocado por Benedicto XVI en Roma el 28 de enero, bajo la presidencia del cardenal Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales. Nada más conocerse su elección, el nuevo Patriarca señaló a la agencia Fides que el camino que tienen por delante los cristianos en Irak «es áspero y duro, pero se puede afrontar con la esperanza puesta en el Señor. Somos un pequeño rebaño, pero somos Su rebaño, y el número no es importante. Podemos caminar hacia delante, en los lugares donde estamos, sin victimismos».
Tan sólo unas semanas antes de su elección, mostró su preocupación por la situación de los cristianos en Oriente Medio, reconociendo que «es preocupante, al igual que los son ciertas cosas que se oyen decir sobre la primavera árabe» en algunos países de la zona. Además, hizo un llamamiento, tanto a la comunidad internacional como a los cristianos de todo el mundo, a que se implicasen de manera efectiva en la protección del derecho a la libertad religiosa de los cristianos que viven en estos países: «Dicen que el cristianismo ha prosperado aquí y que nuestra presencia es importante, pero nunca se dice lo que es necesario para poder vivir en la esperanza». Según monseñor Sako, «estas Iglesias, de origen apostólico, merecen el apoyo adecuado de la Iglesia universal en su misión de comunión y testimonio. Este apoyo internacional, favorecido por la Iglesia universal, sería de gran ayuda para tratar de garantizar una vida digna para todos».
«Casa siempre abierta»
Sobre la situación concreta que están viviendo los cristianos en Irak, monseñor Louis Sako reconoció que «nos enfrentamos a muchas dificultades en el país y fuera del país», al mismo que señaló su intención de que la Iglesia caldea sea «una casa siempre abierta a otras Iglesias y también a nuestros conciudadanos musulmanes», porque los ciudadanos de todas las religiones deben «trabajar juntos en defensa de la dignidad humana y la convivencia basada en la igualdad de derechos y obligaciones para todos».