«El compliance es como un vigía que avisa de los peligros» - Alfa y Omega

«El compliance es como un vigía que avisa de los peligros»

La Conferencia Episcopal trabaja en un programa de cumplimiento normativo para prevenir delitos o la responsabilidad penal de la institución

Fran Otero
Reunión de la Comisión Permanente de la CEE presidida por el cardenal Omella
Reunión de la Comisión Permanente de la CEE presidida por el cardenal Omella. Foto: CEE.

Diego Zabildea, sacerdote y profesor de Derecho Patrimonial Canónico de la Universidad de Navarra (UNAV), ve el compliance o programa de cumplimiento normativo como un vigía y no tanto como un vigilante. Este instrumento, que sirve para prevenir delitos o la responsabilidad penal de una institución, «avisa de los peligros mientras otros duermen». Lo hace para proteger, a diferencia del vigilante, que «acusa y reprocha». «Nadie está exento de cometer errores, y la vigilancia en la Iglesia no se entiende como sospecha, sino como ayuda», explica en conversación con Alfa y Omega Zabildea, que ha dirigido un curso online sobre esta cuestión

Precisamente el compliance fue una de las cuestiones que los obispos de la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) abordaron en su última reunión, la semana pasada. De hecho, anunciaron que habían encargado la puesta en marcha de este programa en la propia institución al bufete Rich & Asociados.

Según subraya Zabildea, este recurso sirve «para analizar los riesgos que tiene una organización de ser imputada por algunos delitos —contra el medio ambiente, fraude tributario, falsificación de moneda…— y promover un sistema de prevención a través de algunos medios razonables para evitarlos». Y de esta forma también «es muy útil para lograr una cultura ética».

Aunque el compliance no es capaz de evitar los delitos en el 100 % de los casos, sí evita la responsabilidad penal de la persona jurídica, pues tener un programa de estas características supone «una manifestación clara y evaluable de que la entidad ha puesto los medios razonables para evitar esas conductas».

En el caso concreto de la Iglesia puede ser, además, «una buena oportunidad para crecer y mejorar la forma de la misión que Cristo nos ha confiado» y para visibilizar una forma de trabajar en la Iglesia: la sinodalidad. «Es, por tanto, todo un sistema y un modo de trabajar, en parte nuevo, que conlleva y fomenta prácticas de buen gobierno, prevención de riesgos y proactividad», insiste.

También favorecerá la promoción de la corresponsabilidad de los fieles en la misión evangelizadora de la Iglesia católica: «Puede hacer que cada uno asuma sus competencias y eso beneficia el trabajo de todos. Además, puede ser un buen medio para crecer en credibilidad».

El ejemplo de la Virgen

A Zabildea le gusta hablar de la Virgen María como «una excelente» encargada del compliance. «En Caná detecta que falta el vino y pone solución a un problema que podría arruinar la boda y la alegría de los recién casados. No se limita a evitar el obstáculo, sino que consigue un vino de la mejor calidad».

Además de las Conferencia Episcopal, son varias las diócesis, institutos religiosos, colegios y universidades católicas los que están trabajando en esta dirección. La Compañía de Jesús o los Hermanos de San Juan de Dios, por ejemplo. «Quizá alguien pueda medir los resultados solo desde el punto de vista económico. Sin embargo, hay muchos más beneficios intangibles en cuanto a la reputación, pero, sobre todo, en lo que ser refiere a la cultura del trabajo bien hecho, algo profundamente evangélico», concluye Diego Zabildea.