El cardenal Rouco recibe la Medalla del Ayuntamiento a Cáritas Madrid
«Muchas gracias en nombre de todos ellos; que nos sigan ayudando. Nosotros trataremos de seguir entregándonos». Con estas palabras agradeció el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, la Medalla que el Ayuntamiento de Madrid entregó, en el día de San Isidro, a Cáritas Diocesana. En el acto, se proyectó un emotivo vídeo, en el que varios usuarios de Cáritas compartían su historia y daban testimonio de que «hay esperanza»
El día de San Isidro de este año fue muy especial para todos los que forman parte de la gran familia de Cáritas Madrid: personas que necesitan una pequeña ayuda para salir adelante, voluntarios que dedican su tiempo, su ilusión y su buen hacer en acompañar a los que necesitan ayuda; sacerdotes que están presentes en las comunidades parroquiales, congregaciones religiosas y personas contratadas.
El arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela, recogió en este día, fiesta del Patrono de Madrid, la Medalla que el Ayuntamiento ha concedido a Cáritas Diocesana. En sus palabras, el cardenal Rouco agradeció la medalla «en nombre de todos ellos», y pidió «que nos sigan ayudando. Nosotros trataremos de seguir entregándonos».
El cardenal subrayó la importancia de las parroquias de la diócesis, que son la base sobre la que se construye Cáritas. El arzobispo definió a esta entidad eclesial como «una gran red» y «una gran comunidad» apoyada por los sacerdotes y la «gente que es generosa con sus donativos y con su tiempo». El objetivo de todos ellos es llegar a esas «muchas personas que viven solas», personas «necesitadas que hay que atender» y a las que no llegan «los servicios de otra naturaleza»; y también «muchos inmigrantes que sufren el impacto mayor de la crisis».
La Iglesia -concluyó el cardenal- tiene que ser como Cáritas: un hospital de campaña para todos los que sufren. Menos de dos semanas antes, el 2 de mayo, el cardenal Rouco recibió también la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid, por su labor a favor de los madrileños.
Donde las instituciones no llegan
Al finalizar el acto, la Alcaldesa, Ana Botella, dijo que Cáritas es insustituible porque no se rige por los mandatos ni por las obligaciones jurídicas que las instituciones públicas deben observar, sino que va mucho más allá, hasta hacer del amor fraterno y de la entrega a ciegas pero lúcida su verdadero sello distintivo. Precisamente por eso, Cáritas está donde habitualmente nadie más llega y ve lo que casi nadie más ve, y donde las instituciones no llegan con la agilidad que se necesita.
Sin ella -añadió-, sin su conocimiento y sin su generosidad, sin la entrega abnegada y sin la energía desbordante de quienes la forman, los servicios sociales municipales perderían una información, una referencia y una ayuda decisivos. Cáritas cartografía en tiempo real las áreas social es que se encuentran en riesgo de quedar al margen de la sociedad de oportunidades que queremos hacer real para todos.
Hay esperanza, se puede salir
Con todo, uno de los momentos más emotivos del acto fue cuando se proyectó un vídeo elaborado por el Ayuntamiento, con los testimonios de algunos usuarios y voluntarios de Cáritas, que demuestran que se puede salir de muchas situaciones que parecen oscuras; que hay esperanza. Usuarios como Daniel, que acabó en la calle, «sin trabajo ni la ilusión por buscarlo». O como Marianela, que entró en contacto con Cáritas al quedarse embarazada de su cuarto hijo, porque «no teníamos un sitio estable donde estar» y que asegura que, desde el día que conoció a los voluntarios y lo que le ofrecían, «me sentí feliz».
También Enrique, adicto a la cocaína; y José, alcohólico, han encontrado la ayuda para rehabilitarse y salir adelante. «Voy saliendo y voy viviendo la vida que busco -afirma José-, y es encontrarme con la familia otra vez. Soy feliz».
El testimonio que mejor explica la meta de Cáritas, sin embargo, es el de Manolo. Hace años, fue usuario de Cáritas, hasta que consiguió que le concedieran una pensión «para que me pudiera mantener un poco. Dejé de venir a la casa de acogida, y me ofrecieron venir de voluntario, a ayudarles un poquito en la cocina. Y les dije que sí, porque aquí hay mucha gente que necesita muchísima ayuda».