Dios quiere nuestra felicidad - Alfa y Omega

Dios quiere nuestra felicidad

Papa Benedicto XVI
Benedicto XVI

(A los participantes en el Meeting de Rímini)

El hombre es una criatura de Dios. Hoy, esta palabra —criatura— parece casi pasada de moda: se prefiere pensar en el hombre como en un ser realizado en sí mismo y artífice absoluto de su propio destino. La consideración del hombre como criatura resulta incómoda, porque implica una referencia esencial a algo diferente, o mejor, a Otro. Sin embargo, esta dependencia, de la que el hombre moderno y contemporáneo trata de liberarse, no sólo no esconde o disminuye, sino que revela de modo luminoso la grandeza del hombre, llamado a la vida para entrar en relación con Dios.

Incluso cuando se rechaza o se niega a Dios, no desaparece la sed de infinito que habita en el hombre. Al contrario, comienza una búsqueda afanosa y estéril de falsos infinitos que puedan satisfacer al menos por un momento. Así, el hombre, sin saberlo, va en busca del Infinito, pero en direcciones equivocadas: en la droga, en una sexualidad vivida de modo desordenado, en las tecnologías totalizadoras, en el éxito a cualquier precio, incluso en formas engañosas de religiosidad. También se corre el riesgo de absolutizar las cosas buenas, que Dios ha creado como caminos que conducen a Él, convirtiéndolas así en ídolos.

Es necesario erradicar todas las falsas promesas de infinito que seducen al hombre y lo hacen esclavo. Para encontrarse verdaderamente a sí mismo, el hombre debe volver a reconocerse criatura, dependiente de Dios. Estamos hechos para el infinito. Y Dios quiere nuestra felicidad, nuestra plena realización humana.

(19-VIII-2012)