Julio César Álvarez, hermano de La Salle: «Dios es el centro de mi vida, me llama a dar lo mejor de mí»
¿Cómo conociste la congregación?
Los Hermanos estaban apoyando la formación en una parroquia y conocí al encargado de la pastoral. Me llamó mucho la atención, primero porque no sabía ni que existían. Quise acercarme a él y conocer algo más de su vida.
¿Habías pensado ser sacerdote, religioso?
Cuando tenía diez años, en mi parroquia me llamaba la atención servir como monaguillo. Quise irme al seminario, pero en ese momento no salió.
Sois una congregación solo de hermanos.
Sí, solo somos hermanos, no hay sacerdotes. Somos laicos consagrados, dedicados a la educación.
¿Cuándo descubres el carisma?
Cuando los conocí, tuve más contacto con ellos, me invitaron a participar en unos retiros vocacionales y después me hicieron la propuesta de vivir un año en comunidad. Al final de ese año, la experiencia me gustó mucho y empezó de lleno el deseo de ser hermano.
¿Quién era Juan Bautista de la Salle?
Era un hombre muy innovador, muy intuitivo en descubrir las necesidades que había y en dar respuestas acertadas. Es uno de los grandes educadores y pedagogos por los cambios que propuso.
¿Qué respuestas dio a su tiempo?
Había muchos niños abandonados, huérfanos. Los recogió y les dio formación cristiana y educación. Un gran cambio fue la educación en su propia lengua y por grupos, separándolos según los niveles de cada uno. Eso fue un cambio muy significativo.
¿Qué mensaje nos dejaría hoy san Juan Bautista de la Salle?
Que la educación es importante, pero la educación en valores hace mucha falta.
¿Qué destacarías del carisma lasaliano?
Me gusta mucho la enseñanza, el contacto que se tiene con jóvenes. He trabajado apoyando la catequesis de comunión, y me gusta acompañar, estar con ellos.
¿Qué importancia tiene para ti la comunidad?
La comunidad ha sido mi referente y punto donde siempre me apoyo.
¿Qué te cuesta más de la vida fraterna?
Lo complicado ahora puede ser que nuestras comunidades son mixtas en edades, con mucha diferencia, y cuesta integrar intereses comunes. Pero al mismo tiempo es una riqueza, porque vas aprendiendo de los mayores.
¿Qué lugar ocupan los seglares?
Queremos dar mucha participación a los laicos. Se habla mucho de la misión compartida y hay experiencias de comunidades donde los laicos, durante un tiempo, viven con los hermanos, comparten la misión. Muchos centros están llevados por laicos.
Tenéis el movimiento Signum Fidei.
Es un movimiento de laicos, y cada grupo está acompañado por un hermano. Hacen una especie de consagración que renuevan cada año, y se comprometen a vivir la espiritualidad y el carisma de La Salle.
¿Qué características destacas de vuestra espiritualidad?
Tratar de vivir en espíritu de fe, vivir la presencia de Dios y vivir la fraternidad. Y por otro lado, el servicio. Son nuestros pilares básicos.
¿Qué me dices de Dios?
Dios es el centro de mi vida, el que cada día me permite levantarme con nuevos ánimos, quien me llama a ser mejor persona, a dar lo mejor de mí mismo.
Encuentro a Julio César en el Instituto Teológico de Vida Religiosa, donde se forma junto con otros religiosos y religiosas jóvenes, la mayoría de ellos de fuera de España. Julio es de Nicaragua, tiene 31 años y hace medio año que hizo su profesión perpetua como hermano de La Salle. Estudia también un máster en Bioética.