Fallout. ¿A quién no le va a gustar un apocalipsis nuclear? - Alfa y Omega

Fallout. ¿A quién no le va a gustar un apocalipsis nuclear?

Iñako Rozas
La actriz Ella Purnell es la moradora de los refugios antinucleares
La actriz Ella Purnell es la moradora de los refugios antinucleares. Foto: Amazon Prime.

Basada en la exitosa saga de videojuegos creada por Bethesda, la nueva serie Fallout, que desde mediados de abril tenemos disponible en Prime Video, hace las delicias de los que hemos dedicado no pocas horas a vivir aventuras en ese mundo destruido por las bombas nucleares, el Yermo, y de los que están aún por descubrirlo con los ocho episodios de los que consta esta nueva producción. Fallout es la historia de los habitantes del mundo 200 años después del temido y amado apocalipsis nuclear, la historia de los que tienen y de los que no tienen en un mundo en el que prácticamente no queda nada que tener. Una historia que Fallout nos cuenta a través del entrelazado en las vidas de sus tres protagonistas: una moradora de los refugios antinucleares de la megacorporación Vault-Tec, un miembro de la Hermandad del Acero y un necrófago, un ser humano mutante por la sobreexposición a la radiación.

Con un diseño de producción estupendo y respetando la magnífica selección musical tan característica de la saga de videojuegos, esta nueva serie juega con la mezcla de géneros. Así por momentos descubrimos la comedía, el drama, la ciencia ficción —por supuesto—, pero también tiene mucho del género de terror clásico, las grandes epopeyas o, incluso, los mejores wésterns. Ah, y la filosofía falloutiana, otro de los aspectos clave en los que inevitablemente nos fijaremos, pues en ella están presentes desde el platónico mito de la caverna o la pérdida de la inocencia hasta la idea del eterno retorno. 

En fin, que lo que nos vamos a encontrar en Fallout son tierras desiertas, chatarra, suciedad, desmembramientos, disparos, ruinas, armaduras, caníbales, delincuencia, robots, conspiraciones, destrucción y guerra. Así que agarren las palomitas y disfruten, porque, como ya nos quiso decir el doctor Strangelove de Teléfono rojo con su «cómo aprendí a dejar de preocuparme y amar la bomba», ¿a quién no le va a gustar un buen apocalipsis nuclear?