Son varias las causas que hacen que este libro tenga un especial interés para la conciencia eclesial española contemporánea. Primera, la materia que aborda en la circunstancia actual. Segunda, el autor; su personalidad, su trayectoria académica. Tercera, la utilización que se puede hacer de esta propuesta. Vayamos a ello.
Si hay un diálogo que ha marcado la época contemporánea, intelectual, académica, social y políticamente, es el debate Habermas-Ratzinger. Sin lugar a dudas es referencia para el fondo y la forma de la comprensión del espíritu de nuestro tiempo. En torno a este debate, se sintetizan una serie de cuestiones presentes en el sustrato comprensivo de la intrahistoria. Una de ellas es la relación entre la libertad y la verdad en el contexto de la Segunda modernidad. Una relación que afecta a otros muchos ámbitos, como son los de la articulación de los binomios individuo-sociedad, sociedad-Estado, público-privado, hecho-valor, entre otros. Y aquí se inscribe este ejemplar análisis de la religión en el debate público como diálogo con las tradiciones liberales. ¿Qué pretende nuestro autor? Lo dice en la página 16: «Yo busco conocer y dar a conocer cómo ve el liberalismo clásico y contemporáneo la presencia y participación de la religión en la vida pública y cómo influye y qué problemas plantea esa visión». A partir de un acercamiento a la teoría liberal clásica, al pensamiento de Locke y Rousseau, a las doctrinas de Rawls, nos permite adentrarnos en un diálogo con el liberalismo político que determinó la concepción de la libertad religiosa no sólo en el catolicismo norteamericano, sino en Occidente. En no pocas ocasiones el lector puede pensar que este texto tiene interés para una orientación ante la política del Gobierno. Si bien es cierto que el libro está excesivamente pegado a la influencia del jesuita J. C. Murray, no lo es menos que algunos de los comentarios a vuela pluma pueden servirnos para establecer una base de diálogo con el liberalismo continental, incluido el de tradición francesa. Precisamente la dependencia del pensamiento del padre Murray se puede convertir en un lastre, en la medida en la que el diálogo con el liberalismo olvida otros caminos, ciertamente fecundos, como los iniciados, dentro de la tradición norteamericana, por John Milbank, W. Cavanaught, D. Stephen Long, entre otros.
Del autor de este libro se debe decir que acaba de ser nombrado rector de la Universidad Pontificia Comillas. Y no es un hecho casual que un jesuita, especialista en moral social y teoría política, que se ha caracterizado por sus trabajos sobre la libertad religiosa y sobre cuestiones sociales, esté al frente de esta Universidad de la Compañía de Jesús.
Aunque son pocas la ocasiones en las que nuestro autor aterriza en la realidad española, la propuesta en sí, y algunos comentarios a vuela pluma, como por ejemplo los referidos al pluralismo intraeclesial, la comunicación en la Iglesia o la presencia de símbolos religiosos en el espacio público, en las páginas 320 a 325, pueden ser objeto de análisis detallado y de diálogo posterior. Lo que daría a este libro una dimensión de oportuna motivación para profundizar en la generación de un sujeto católico a la altura del reto de nuestros tiempos.
Julio L. Martínez, SJ
Encuentro-U. P. Comillas
2012
404
18 €
