Confitados en familia - Alfa y Omega

Nada más conocer el primer positivo por COVID-19 en casa, fui al cole a buscar a los niños. Me esperaban en la puerta con caras largas y cierto abatimiento. Los tres iban comentando que era una faena, que se perdían los villancicos, que no había tenido tiempo de despedirse… «¿Hasta después de Navidad, mamá?». Está claro que la noticia nos cayó a todos como un jarro de agua fría.

Cuando ya estaban en el coche, me giré y me puse a bailar y a cantar. Les dije: «¡Chicos, estamos confitados! ¿No queríais vacaciones? ¡Ya estamos de vacaciones! ¿Os acordáis de los planes del confinamiento del año pasado? ¡Pues este va a ser todavía mejor!».

Uno de nuestros objetivos del confinamiento fue generar buenos recuerdos. Creo que lo conseguimos, porque fue acabar la frase y empezaron a gritar emocionados y a proponer planes caseros. Acampada en el salón, cine en casa, búsquedas del tesoro, juegos y tiempo en familia. «Yo no pienso bailar», dijo uno. Así lo recuerdan ellos. En realidad no hicimos nada que no hagamos habitualmente, pero lo adornamos un poquito más y ellos saben valorarlo.

Cuando llegamos a casa empezaron a organizar, a su manera, una celebración. Se metieron en un cuarto y empezaron a hacer guirnaldas de papel y a planificar una fiesta. Me preguntaron: «¿Cuándo celebramos el confinamiento?». Porque si algo tenemos claro en esta familia es que lo celebramos ¡todo! Me encanta cómo lo han entendido.

Siempre he pensado que la visión del mundo en general y nuestra actitud condiciona mucho la suya. Cuando lo pienso me acuerdo de la película La vida es bella. No somos ajenos al dolor, al sufrimiento, ni a las preocupaciones, pero tratamos de no transmitírselas a los niños, ya que todavía son pequeños. Ahora es el momento de llenarles el saco de optimismo, de fortaleza, de alegría, de resiliencia… para que lo tengan a tope cuando lleguen los momentos difíciles de verdad.

Entre toses, fiebres, pérdidas de olfato y un poquito de preocupación, me encuentro organizando un horario que combine trabajo, descanso y diversión. Un buen desayuno en familia, sin prisas, que cuesta conseguir en el día a día. Comidas y meriendas especiales, no olvidemos que estamos de celebración. Conexiones con el cole, descanso, bailes y juegos dentro de casa. El que quiera puede venir a Misa con mamá; es a las once de la mañana en el salón. Ojalá recuerden este nuevo confinamiento con el mismo cariño con el que seguro lo voy a hacer yo.