«¿Cómo algo tan pequeño puede hacer los corazones tan grandes?»
El domingo concluyó el Año Jubilar en Caravaca de la Cruz dejando tras de sí un reguero de peregrinos que encontraron en la pequeña reliquia de la Cruz de Cristo la misericordia de Dios. Se cierra el Jubileo, pero continúan la indulgencia y las peregrinaciones
Con algarabía de campanas y cohetes se despertaron los caravaqueños en la mañana del 7 de enero. Por delante se presentaba una jornada intensa de cara a la última Misa del Peregrino, en la que se clausuraría el tercer Año Jubilar de la Vera Cruz. Finalizaban así doce meses en los que Caravaca de la Cruz ha abierto de par en par sus puertas para acoger a los miles y miles de peregrinos que han llegado hasta esta ciudad del noroeste murciano para encontrarse con la Sagrada Reliquia del madero en el que murió Jesucristo.
A las 12:00 horas se iniciaba, en la basílica menor-santuario de la Vera Cruz, la última Misa Jubilar de este año de gracia presidida por el cardenal Ricardo Blázquez, arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal. Abulense de nacimiento, recordó la vinculación que Caravaca tiene con santa Teresa de Jesús; una vinculación que «hermana» a estas dos ciudades que durante unos meses han compartido también la gracia del jubilar. El cardenal manifestó su gozo por poder participar en esta «fiesta de la fe y veneración del Lignum Crucis» e insistió en que el Año Jubilar es una «oportunidad para acogernos a la misericordia inagotable de Dios».
Al inicio de la celebración, el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, explicó que lo recaudado con la limosna jubilar –unos 100.000 euros– se destinará la mitad al Óbolo de San Pedro, que se entregará al Papa en febrero, y la otra mitad a Proyecto Hombre en la comarca del noroeste murciano.
Tras impartir la bendición final con el Lignum Crucis, el arzobispo de Valladolid clausuraba el tercer Año Jubilar de la Vera Cruz de Caravaca y se apagaba «la luz jubilar», un símbolo que, ubicado sobre una de las torres del recinto amurallado, ha permanecido encendido desde la apertura del Año Jubilar para recordar que este alcázar custodia un tesoro.
El Año Jubilar 2017 deja un recuerdo imborrable en quienes lo han vivido de cerca. El rector de la basílica menor-santuario de la Vera Cruz, Emilio Sánchez, destaca que los peregrinos han regresado a sus casas con la misma inquietud: la Cruz. «¿Cómo algo tan pequeño puede hacer corazones tan grandes? La Cruz mueve corazones. La cara de alegría, las sonrisas, las lágrimas de emoción, han sido lo más bonito, y el Señor, verdaderamente, está ahí», agrega.
Peregrinos llegados desde todos los puntos de la geografía española y de todos los rincones del mundo. Incluso hay familias que han aprovechado la peregrinación para transmitir alguna información importante, cuenta el rector de la basílica: «Recuerdo a un matrimonio con tres hijos. La madre me comentó al llegar que tenía que darle a su familia una mala noticia, acerca del resultado de unas pruebas médicas y de un tratamiento que tenía que iniciar. Le invité a entrar en la capilla de la Vera Cruz y allí, a los pies de la Sagrada Reliquia, les dio la noticia… Fue un acontecimiento extraordinariamente hermoso a pesar de lo difícil del momento. Allí estuvieron los cinco abrazados, llorando… La señora, al salir de la capilla, me dijo que parecía que ahora la carga de su cruz le pesaba menos». Una de tantas y tantas experiencias vividas este año, muchas de ellas de conversión al encontrarse cara a cara con la misericordia de Dios.
Caravaca finaliza su Año Jubilar, pero inicia ahora una nueva etapa. En 1998 el Papa san Juan Pablo II otorgó al santuario de la Vera Cruz el privilegio de un Año Jubilar a perpetuidad, en torno a la devoción a la Sagrada Reliquia. Un privilegio que permite seguir lucrando las indulgencias plenarias si se peregrina en grupo a la basílica menor-santuario cualquier día de cualquier año.
El año 2017 se cerró con cifras récord en los grandes centros de peregrinación de nuestro país, concretamente en lo que se refiere a Santiago de Compostela y el camino que –a pie, la mayoría; en bicicleta; a caballo; e incluso en silla de ruedas, un total de 43– lleva a los peregrinos antes la tumba del Apóstol Santiago. En total, durante el año que acaba de terminar llegaron a Compostela más de 300.000 peregrinos, 23.000 peregrinos más que el año anterior (8,3 %) y 28.500 más que el último Año Santo en 2010. Son mayoría los extranjeros (56 %) frente a los españoles (44 %) y se reparte de la misma forma entre hombres y mujeres.
Otro de los templos emblemáticos de nuestro país es la Sagrada Familia, obra de Gaudí, en Barcelona que, pese a haber visto reducidas mínimamente sus cifras de visitantes con respecto al año anterior, cuando se consiguió un récord absoluto, atrajo a más de 4,5 millones de personas.