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Tengo la impresión de que vivimos inmersos en un bombardeo mediático que está calando profundamente en los jóvenes. Este bombardero es tan sutil que muchas veces ni nosotros mismos podemos advertirlo. Encendemos el televisor o miramos el móvil buscando el Whatsapp, y recibimos cientos de mensajes cargados de relativismos y de hedonismos. Está claro que la mayor parte de los jóvenes de hoy son muy buenas personas, que quieren ayudar a los demás, se conmueven y actúan ante el drama ajeno, y se preocupan por su entorno; pero este bombardeo está logrando eliminar a Dios de sus vidas, el sentido espiritual. Sería necesario que digamos lo que les tenemos que decir, sobre todo desde la misma familia; hacer todo el esfuerzo para que los jóvenes descubran la verdad de la vida y encuentren la felicidad que tanto buscan.
El pasado mes de noviembre, recuperé la costumbre de mi madre de rezar por las benditas ánimas del purgatorio, especialmente por las que más lo necesiten. Todos estamos destinados al cielo, siempre que queramos y aceptemos los planes de Dios: amar, amar hasta entregarlo todo. Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber… Para alcanzar la vida eterna no son necesarios estudios o joyas. Lo que se necesita es un baúl lleno de donación, de humildad, de amor a Dios y a los hombres y, por supuesto, de Su infinita misericordia, que en el momento del Juicio nos mirará como a hijos, nos abrirá los brazos y nos preparará una fiesta, como al hijo pródigo. Recemos por los fallecidos que esperan en el purgatorio para alcanzar el cielo, por las almas que más lo necesitan, por las de aquellos de los que nadie se acuerda, y por las víctimas de Filipinas y sus familias.
Se han cumplido los 50 años de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, el primer documento aprobado por el Vaticano II, el 4 de diciembre 1963, y una de las 4 grandes Constituciones del Concilio. Nunca antes había recibido la liturgia un tratamiento tan generoso: contenía un ambicioso programa de reforma de la liturgia, que por su envergadura no tiene paralelo en el pasado, y un proyecto de acción pastoral para renovar la vida litúrgica de la Iglesia. Si bien supuso notables mejoras, también se sucedieron abusos e interpretaciones erróneas, que se apartaban de la tradición y del sentir de la Iglesia. Poco a poco, se van corrigiendo los errores. Este aniversario puede ser una buena oportunidad para animarse a leer el texto, que apenas tienen 20 páginas. Apuesto a que el lector quedará sorprendido con su contenido, que en muchas ocasiones ha pasado desapercibido para el gran público. En este aniversario, deseo rendir un homenaje a don Manuel Garrido Bonaño, fraile de la comunidad benedictina de la abadía de la Santa Cruz (Madrid). Ingresó en el monasterio de Santo Domingo de Silos en 1946, y pasó al del Valle de los Caídos en 1960. Estudió en el Ateneo Anselmiano de Roma y fue consultor del Vaticano II y de la Sagrada Congregación de Ritos. Fue uno de mis profesores de Liturgia e insistía en que la liturgia supone una seria preparación, y que era menester meditar muchas veces la doctrina que la Iglesia nos ofrece en sus documentos y en los textos litúrgicos. De esa forma, poco a poco, vamos penetrando hondamente en el rico contenido espiritual de la sagrada liturgia y estaremos en mejor disposición para captar el sentido de las fórmulas y ritos litúrgicos. Don Manuel fue autor de 30 libros y de más de mil artículos. Falleció el pasado 14 de septiembre, Exaltación de la Santa Cruz -festividad de su abadía- y aniversario del Motu Proprio de Benedicto XVI Summorum Pontificum, sobre la nueva reglamentación para el uso de la Liturgia Romana vigente en 1962. ¿Qué mejor fecha para entrar en la Casa del Padre? Espero que su ejemplo sea estímulo para los profesores de Liturgia, de los que tenemos tanta necesidad.
Por muchas desgracias que te aflijan, piensa que Dios nunca te da más carga que la que puedes soportar y que nunca, nunca la vas a llevar solo, pues Él está a tu lado para ayudarte. Piensa que Dios nos quiere tanto, que dio su vida para salvarnos. Y piensa en las palabras de Jesús en la cruz: Tengo sed: tiene sed de cada uno de nosotros y siempre nos espera con sus brazos abiertos, hagamos lo que hagamos, para darnos su perdón. Tenemos que tener siempre presente que, en esta vida, somos peregrinos caminando a Casa, que en nuestro comienzo está nuestro fin; pero, gracias a Jesús, en nuestro fin está nuestro comienzo, está la vida eterna.
El Gobierno municipal y muchos establecimientos comerciales ya han autorizado a que vivamos la Navidad. Creo que debemos ser conscientes de devolver a la Navidad su verdadero significado y volver a conmemorar, partiendo desde las calles de nuestra ciudad, el Nacimiento del Niño Dios en Belén. Los que nos consideramos creyentes debemos luchar contra el proyecto laicista que nos quisieron meter los partidos de izquierda, intentando sus herederos hacer desaparecer los belenes, dejarlos encerrados en las casas. Por ello, debemos poner ya los portales de Belén, y de fondo, el fuerte color del amor, referente del sentido cristiano.