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Con la llegada del nuevo Gobierno se replantea el tema de la legislación relativa a la ideología de género, que pretende cercenar las libertades relativas, sobre todo, al derecho de los padres a elegir la educación que consideran mas conveniente para sus hijos, y otras como la libertad de expresión. Esas leyes de ideología de género, como ya estamos viendo en las que se están promulgando en distintas comunidades autónomas, pretenden elevar el trato a las excepciones antropológicas a la categoría de regla, con la seguridad de que los ciudadanos se verán atropellados, en su mayoría, con leyes marcadamente antinaturales y artificiales que harán daño. A tiempo estamos de enderezar el rumbo.
Con casi 40 años de democracia y libertad, tenemos que aguantar que haya 13 millones de ciudadanos en situación de pobreza. Ya está bien. Si nuestros políticos, en general, se lo toman con ligereza es porque la mayor parte de los ciudadanos miramos para otro lado y únicamente nos preocupamos de nosotros mismos, sin comprometernos con nuestros semejantes y con el entorno más cercano. Cada uno de nosotros también tendríamos que dar un poco más de ejemplo y dejar de lamentarnos por todo. Podemos hacer más por las personas que tenemos alrededor.
Quisiera expresar lo que he vivido el día de Todos los Santos en la diócesis de Alcalá. A las 16:30 horas se celebraba con los niños esta fiesta tan entrañable. Yo acudí con una de mis hijas y sus cuatro retoños, de entre 5 años y 7 meses. Vestimos a las dos mayores de santa Teresa de Calcuta; y los niños, en gran multitud, que iban vestidos de distintos santos, cantaron, jugaron y merendaron, todo organizado por pacientes catequistas y monitores. Mi sorpresa mayor fue en la catedral, cuando a los niños se les invitó a hacer una adoración al Santísimo: eran niños tan pequeños… y el silencio y el respeto que había fue increíble. Nos quedamos a la Misa que había a continuación, ya para mayores. Confieso que solo pretendía oír Misa para cumplir con el precepto de este día, pero la entrada de los sacerdotes a la catedral portando el Santísimo, con el obispo como celebrante, atrajo mi atención. Esto me predispuso para la gran fiesta que iba a vivir. La homilía me llegó al corazón, con una inagotable necesidad de escuchar lo que la Iglesia tiene como sabiduría de Dios para mí. Gracias a la diócesis de Alcalá y a su señor obispo. Que Dios les bendiga.