Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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Conviene tener en cuenta al demonio

Tuve un párroco que nos decía en la homilía de la Misa dominical que, si prescindimos del diablo y del infierno, tendríamos que arrancar la mitad de las páginas del Evangelio. La Iglesia considera al diablo un ser personal. Es muy significativo que Jesucristo se dejara tentar por él, y que le llamara Príncipe de este mundo. El mayor éxito del diablo consiste en hacernos creer que no existe. El Papa Francisco lo menciona con mucha frecuencia, y nos enseña que sus tentaciones suelen tener tres características: primero comienza despacio, luego crecen como por contagio, y al final encuentran la forma para justificarse. Muchos traducen la última petición del Padrenuestro, «líbranos del Mal», por «líbranos del Maligno», porque él está siempre detrás de todo lo malo y lo absurdo que hay en este mundo. Un defecto corriente es creer en su existencia…, pero vivir como si no nos tentara. Él fomenta esa división en los cristianos, y la división entre los cristianos. Yo me pongo en su lugar para intentar hacer lo que él no desea. Termino refiriéndome al Papa Francisco, que dice que el diablo no quiere nuestra santidad y no quiere que sigamos a Cristo. Pues ya sabemos, entonces, lo que hay que hacer.

Fernando Martínez
Madrid

Sonetos del Rosario

Hace dos o tres años, escribí Sonetos del santo Rosario, para meditar todos los misterios del Rosario en poesías como ésta, que sirve de introducción:

Yo quisiera, Señor, quisiera verte
con los ojos que tanto te han mirado:
los de la Madre; Tú nos la has dejado
y enseña cómo a Ti corresponderte.

Parecerme a Ella, para serte
fiel en lo que me has encomendado;
mas si me cuesta y lo he terminado
contento estoy al demostrar quererte.

Consciente y cierto soy de mi ignorancia;
sólo quise intentar, por si podría,
meditar el Rosario en poesía.

Si pretendo vivir vida de infancia,
quiero mostrar, viviendo cada día,
la vida con Jesús y con María.

Alfredo Hernández Sacristán
Jerez de la Frontera (Cádiz)

Parece que no somos todos iguales

La reciente marcha en París en repulsa a los yihadistas por los ataques producidos en la sede del semanario Charlie Hebdo y en una tienda kosher, con un total de 20 muertos, ha tenido una de las mayores asistencias de ciudadanos. Según algunas fuentes, han superado el millón y medio de personas; en la manifestación no han faltado importantes líderes políticos de toda Europa y de varios países del mundo, para manifestarse en solidaridad con las personas asesinadas y en defensa de la libertad de expresión. Resulta gratificante observar el apoyo político y la respuesta ciudadana a esta convocatoria. Sin embargo, ¡cuántas atrocidades iguales o mayores a éstas se están produciendo un día sí, y otro también, en tantos otros lugares del mundo, y qué poca atención periodística y política se realiza en estos casos! No sé si es porque no son periodistas, o porque su vida tiene menos valor, o porque nos pillan un poco lejos. Sirva como ejemplo que, alrededor de los días de terror en Francia, en Nigeria, el grupo extremista islámico Boko Haram ha atacado 16 localidades de la ciudad de Baga, incendiando viviendas y asesinando a las personas que no consiguieron huir, y se calcula que el número de muertos supera los dos mil. Pues comparen ustedes 20 muertos en París con 2.000 en Nigeria, y el número de manifestaciones, la asistencia de personas y líderes políticos, la atención de los medios de comunicación a estos hechos, etc.

Plácido Cabrera
Jaén

Muchas gracias a Alfa y Omega

Soy una lectora asidua de su semanario y les mando unas líneas para decirles cuánto bien me hacen sus artículos y comentarios. A veces, encuentro perlas en los rincones más insospechados. Por ejemplo, en el número 909, del 24 de diciembre, me llegó al corazón una contestación que hacían a una carta de una señora que había dicho no acostumbrarse a sentirse sola. Me pareció tan profundo y precioso lo que le decían, que me gustaría aplicármelo a mí. También en Con ojos de mujer, el artículo de Carla Diez de Rivera parecía que iba dirigido a mí, porque, efectivamente, ésta es la primera Navidad sin mi querida madre, Aurora, y también me parecía el artículo un ejemplo de sensibilidad y finura espiritual. Que Dios les bendiga en este nuevo año 2015, y que sigan haciendo tanto bien y formando de una manera tan sencilla a los cristianos de a pie. Muchas gracias.

Pilar Hernández
Madrid