Carlos Romero: «Se nos quiere arrinconar a los católicos» - Alfa y Omega

Carlos Romero: «Se nos quiere arrinconar a los católicos»

Del 16 al 18 de noviembre, se celebra en Madrid el XIV Congreso Católicos y Vida Pública, sobre Un nuevo compromiso social y político. Del Concilio Vaticano II, a la nueva evangelización. El presidente de la ACdP y de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, don Carlos Romero, resalta la novedad, este año, de un espacio de debate entre creyentes y no creyentes. Aspecto central de la nueva evangelización —dice— es dar testimonio y razón de nuestra esperanza

Redacción
Monseñor Ruiz y monseñor Herráez, en la presentación del congreso.

¿Por qué se han elegido los temas del Concilio y la nueva evangelización para este congreso?
Estamos a 50 años de la inauguración del Concilio Vaticano II, que supuso un gran cambio en la vida de la Iglesia. Queremos volver la mirada hacia atrás, al recorrido que ha seguido la Iglesia en todo este tiempo, para concluir con una mirada hacia adelante, hacia este proyecto apasionante que es la nueva evangelización. Los católicos tenemos que renovar nuestro compromiso social y político, dicho lo de Político en sentido amplio y con mayúscula, no en el meramente partidista. En España, no está suficientemente articulada la sociedad civil; fuera de los partidos políticos, apenas hay cauces de participación, cuando en otros países la sociedad civil tiene mucha fuerza. Yo creo que el compromiso hoy debe ir especialmente por ahí.

¿Ante la nueva evangelización, nuevo compromiso?
Exactamente. Es verdad que el término nueva evangelización viene de atrás. Benedicto XVI lo está articulando y lanzando con una fuerza tremenda. Es algo profético. El Papa parte de una visión muy aguda de los retos y desafíos del momento histórico, y eso debería obligarnos a los católicos a dar una respuesta decidida.

¿Cuáles son, a su juicio, esos retos y desafíos principales?
Yo destacaría una palabra clave: cultura. Nos la jugamos en la cultura, entendida también en sentido amplio. Desde hace unos cuantos años, vivimos en un ambiente cultural en el que se nos quiere arrinconar a los católicos. Pero no podemos dejarnos; lo católico debe seguir estando presente en la vida diaria de la sociedad española.

En este sentido, en la ACdP, queremos relanzar la Fundación Cultural Ángel Herrera Oria, creada hace varios años, pero que estaba parada. Hace sólo unos días, tuvimos una primera reunión. Y yo quiero que sea un instrumento para canalizar varios proyectos sobre los más variados temas: Historia, economía, política, acción social, ciencia y fe…

¿Qué haría don Ángel hoy?
Yo creo que iría por ahí, desde la convicción de que hay que acercarse al otro. Es la actitud que nos anima a adoptar el Papa. Claro que esto no es fácil. A mí me encantaría tener acceso a personas de izquierda dispuestas a hablar. A menudo, como mucho, te encuentras con gente que se limita a responder consignas, y en cuanto les razonas que están equivocados, obtienes por contestación el silencio.

Pero ¿y nosotros? El problema, a veces, somos nosotros. ¿Cuántos estamos preparados y dispuestos a mantener un diálogo como el que mantiene el Papa con el no creyente? ¿Sabemos darle al que está ahí enfrente razón de nuestra esperanza? Por eso es importante el trabajo constante, y estar ahí, abiertos al diálogo, y saber transmitir una imagen bondadosa y alegre, que es lo que corresponde, si estamos convenidos de que tenemos la Verdad, con mayúscula, con nosotros. A veces nos ven demasiado enfadados.

Así será el XIV Congreso Católicos y Vida Pública

Mañana, a las 16 horas, dará comienzo el XIV Congreso Católicos y Vida Pública, con la presencia, en el Aula Magna de la Universidad CEU San Pablo, del nuncio, monseñor Renzo Fratini, y del consiliario nacional de la ACdP, monseñor Fidel Herráez, obispo auxiliar de Madrid. La primera ponencia, acto seguido, correrá a cargo de don Marcelino Oreja, ex ministro de Asuntos Exteriores, antiguo embajador, eurodiputado y comisario europeo. Responderá a la pregunta: ¿Qué ha pasado en los últimos 50 años?

Los participantes —en torno a los 1.300— se dividirán después en varias mesas redondas. Después, a las 20:30 h., da comienzo la Noche Joven, abierta también a no inscritos. Habrá espacio para el debate y el recuerdo de la JMJ, y, tras una cena, a las 22 h., teatro, y música en directo, hasta medianoche, cuando se celebrará una Hora Santa. Entre los participantes en la Noche Joven, habrá conocidos periodistas, como Jesús Álvarez, de TVE, y algunos deportistas de élite. Estarán también la cantautora Miriam Fernández y un directivo de la red social Tuenti, además de un capitán de Infantería, que viene de combatir la piratería en el Océano Índico. El director del congreso destaca el protagonismo de alumnos del Colegio Mayor San Pablo preparando la Noche Joven.

Continúa el congreso el sábado con una conferencia del primer ministro húngaro, Viktor Orban, presentado por el eurodiputado Jaime Mayor Oreja. Por la tarde, Ernesto Saénz de Buruaga moderará la gran novedad de esta edición: el debate entre un creyente (el rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, don Javier Prades); un cristiano socialista (don Francisco Vázquez, antiguo embajador ante la Santa Sede), y un no creyente (el filósofo Gabriel Albiac). Una de las mesas redondas posteriores estará presidida por el director de Alfa y Omega, don Miguel Ángel Velasco, y abordará El Concilio Vaticano II y España. A continuación, el congreso rendirá homenaje al beato Juan XXIII. Se proyectará una entrevista a quien fuera su secretario personal, monseñor Loris Francesco Capovila, realizada por Rafael Ortega, con un equipo de CEU Media.

La noche del sábado está reservada al acto cultural, que tiene por título este año La Voz del Silencio. Orar es reconocer la primacía de Dios. Participa la Escolanía de la abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.

A la mañana siguiente, presidirá la Eucaristía el arzobispo de Madrid, cardenal Rouco Varela. La conferencia de clausura, sobre Los desafíos de la nueva evangelización, será de Francesc Torralba, director de la Cátedra Ethos, de la Universidad Ramón Llull. Más información: www.congreso.ceu.es.

¿Es preferible mantener a los de siempre, sin perderlos, o aventurarse en ir a por otros, y correr ese riego?
Lo ideal es el equilibrio, ¡pero a mí me gusta el riesgo! No podemos ser conformistas: ¡Bueno, estamos aquí los católicos de siempre, tan a gusto y tan abrigaditos y calentitos! Eso no vale ya. Tenemos que ir más allá. Nos criticarán, nos equivocaremos, pero hay que hacerlo. Por eso también, este año, hemos incluido el debate Fe, razón y vida, moderado por Ernesto Sáenz de Buruaga, entre un creyente, Javier Prades, un cristiano socialista, Francisco Vázquez, y un no creyente, Gabriel Albiac.

Un no creyente, pero casi de la casa
Sí, lo admito, pero vayamos más al concepto. Es la primera vez que se hace esto, y creo que es un experimento muy bonito. Más adelante, a mí me gustaría ir más lejos.

Una autocrítica frecuente en el Sínodo de los Obispos que acaba de celebrarse ha sido que, tras el Concilio, los católicos se lanzaron al mundo, llenos de entusiasmo, pero desarmados, porque desconocían los fundamentos de su fe. Y que los católicos no han estado a la altura del gran reto de la secularización, porque ellos mismos se habían secularizado…
Estoy de acuerdo. En España, que es lo que tenemos más cerca, se daba por hecho que éramos todos católicos. ¡Y ya está! La formación la cultivaban sólo unos cuantos, pero la gran mayoría pensaba que, con ir a misa los domingos, ya había cumplido. Ya no basta con eso, tienes que dar razón de tu esperanza, como dice la Primera Carta de san Pedro, y tienes que dar testimonio. Yo creo que, cuando uno se reconoce abiertamente católico y es consecuente, la gente, por lo general, le respeta y acepta.

Cartel del XIV Congreso Católicos y Vida Pública.

¿Sigue siendo prioritaria para la ACdP la formación de élites, de minorías?
Por supuesto que sí. Va en la propia naturaleza de la Asociación. Y creo también que, en cualquier ámbito de la vida, se comprueba que se necesitan minorías para arrastrar a las mayorías. Presumo con orgullo, y quizá con poca modestia, de que apenas somos más de 600 propagandistas en toda España, y activos, la mitad. Y creo que es justo reconocer que es admirable todo lo que estamos haciendo, siendo tan pocos. Eso no significa ser conformista, pero a quien nos dice qué no estamos haciendo, o esto otro, suelo responderle: «¡Buena idea, pero hazlo tú, porque nosotros ya tenemos bastantes cosas que hacer!». Y después, intentaremos ayudar en lo que podamos, como es nuestro carisma.

¿Por dónde cree que debe encauzarse ahora la movilización del catolicismo social? Se habló de un despertar de la sociedad civil, con el Gobierno de Zapatero. ¿Y ahora?
Ahora parece que no se habla de otra cosa que de la crisis. Y es verdad que tenemos todavía grandes cuestiones abiertas, como el matrimonio, el aborto, o incluso el terrorismo. Todo está focalizado en la crisis, porque tenemos un problema tremendo con el paro. Pero sin embargo, al hablar de la crisis, es importante que subrayemos, por ejemplo, el papel hoy de la familia. Sin ella, España sería ahora el caos. Hay abuelos pagando las hipotecas de sus nietos. ¡Quién lo podía imaginar!

Hay que seguir trabajando, sin perder el ánimo ni la esperanza. En el tema del aborto, a mí me da la impresión de que está cambiando la percepción general, y que mucha gente se lo está replanteando. Estoy convencido de que esta generación pasará a la Historia como la que provocó el terrible genocidio del aborto, aunque no sé cuánto tardaremos todavía en darnos cuenta de esta barbaridad.

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