Cardenal Mario Grech: «El verdadero templo está fuera» - Alfa y Omega

Cardenal Mario Grech: «El verdadero templo está fuera»

El secretario general del Sínodo señala que uno de los retos será la aplicación de la escucha en las estructuras diocesanas

Cristina Sánchez Aguilar
El secretario general del Sínodo atiende a Alfa y Omega. Foto: Cristina Sánchez Aguilar.

En la asamblea se ha dicho que hay que escuchar a los pobres, a las víctimas de abusos. Pero, ¿por qué no se les ha escuchado antes?
Ese fue el motivo de la primera fase, la amplia consulta que hicimos. Debo reconocer que esto es una fase de aprendizaje. No pocas conferencias episcopales han reconocido que no han sabido escuchar a la periferia.

¿Por ejemplo?
No puedo decir el nombre. Pero es algo que también se dice en los documentos de trabajo. Cuando hablamos de periferia, ¿a qué nos referimos? A los que no van a la Iglesia, por ejemplo; a quienes que no participan en nuestros grupos eclesiales. Escucharlos es un reto, pero no es imposible. No tenemos que encerrarnos en nuestro edificio. El verdadero templo está fuera. Ahí es donde debemos posicionarnos como Iglesia, que es todo el pueblo de Dios. Debemos tener el coraje de salir a las calles y caminar con el hombre y con la mujer de hoy.

¿Cree que existe realmente una voluntad común de la Iglesia en Europa de trabajar juntos?
Esta es una de las cosas que más me ha sorprendido de estos días. He visto que hay una Iglesia en la que, a pesar de las diferencias, prima la voluntad común que nos une. Compartimos la misma misión, compartimos el mismo amor por el Señor y por la Iglesia y el mundo. Y aunque, repito, tenemos nuestras diferencias, existe esta voluntad de apoyarnos unos a otros, de aprender los unos de los otros. Eso es algo que me ha reconfortado mucho. He visto que las tensiones son realmente generadoras.

Tanto los medios como muchos diálogos, sobre todo externos, han estado muy centrados en la Iglesia alemana, pero aquí están la Iglesia ucraniana, la Iglesia en Rusia, la Iglesia turca… Con personas que se encuentran realmente en situaciones difíciles.
Una de las personas de Ucrania dijo que la base de todo es el amor. Ese podría ser el punto de partida, debería ser el punto de partida; debemos ser conscientes del cuidado que uno tiene que tener del otro.

Es un trabajo duro tener estas tensiones y tener que abordarlas desde el amor. ¿Cómo podemos hacerlo?
Las tensiones son necesarias porque empujan a una profundización, a cierta creatividad. Así que sí, es un reto, pero no es imposible. Y luego no olvidemos que los protagonistas de este proceso no son los hombres y las mujeres, sino que es el Espíritu Santo. Y puedo confirmar estos días que he visto su acción.

Desde la Secretaría del Sínodo se pidió a los obispos que no marcasen la agenda. ¿Lo han hecho?
Es una carta a los obispos, pero a los obispos como pastores de sus Iglesias particulares. Ha sido un mensaje para todos, porque no son los obispos los que marcan la agenda; hay otros que intentan influir. Estos días ha habido toda esta libertad. Se ha hablado con valentía y escuchar también es valiente. Si no fuera así, no habríamos llegado hasta hoy.

¿Quién quiere marcar la agenda?
Si empiezo a hacer la lista no acabaríamos hasta esta noche. Hay muchos. Gente que no cree en el Sínodo. Gente que no ha entendido lo que es de verdad la sinodalidad. Hay quien camina con paso más ágil y quien tiene un ritmo más lento. Pero eso no significa que no podamos caminar juntos. De hecho, la sinodalidad debe crear ese contexto, en el que todos pueden caminar y nadie se sienta excluido.

¿Cómo transmitimos esto si en muchas parroquias no hay ni consejo pastoral?
Necesitamos la conversión mental del corazón, pero también necesitamos la conversión de las estructuras; es urgente una renovación. La práctica de la sinodalidad debe empezar en la parroquias.

Bio

Secretario general del Sínodo sobre la sinodalidad, este cardenal maltés ha sido presidente del episcopado de Malta durante tres años, participó en el Sínodo de la Amazonia y forma parte del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

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