Bonjour, bonjour! - Alfa y Omega

Debo confesar que soy muy fan de las películas de animación de Disney. Me gustan especialmente sus comienzos, la puesta en escena y las canciones.

Aunque mi película favorita es El rey león, las primeras escenas de El jorobado de Notre Dame me parecen maravillosas, ese trávelin por los callejones de París hasta desembocar en la catedral de Notre Dame, es espectacular.

La primera vez que pisé el continente africano, tuve el privilegio de pasear por las calles de Bongor, una ciudad al sur de Chad. No caminé sobre adoquines, ni a la sombra de grandes edificios, pero, a mi paso, los lugareños me saludaban con una sonrisa, muchos de ellos incluso se acercaban para estrecharme la mano y darme la bienvenida. Más allá del escenario, que era totalmente diferente, me recordó a la escena de la película La bella y la bestia, cuando Bella pasea por el pueblo y empiezan abrirse las ventanas de las casas para que los vecinos la saluden con un bonjour, en medio de una tierna canción.

Eustache llevaba algunos meses hablando con una chica española a través de internet. Estaba enamorado, y, como todos los enamorados, se lanzó a la aventura. Después de muchos periplos, apareció en el CIE de Hoya Fría en Tenerife. Pasó allí dos meses en los que nos conocimos, yo le regalé mi tiempo y él a mí su amistad y su historia.

Cuando salió en libertad y quiso ponerse en contacto con la muchacha de sus sueños, esta se había esfumado. Eustache se encontraba en la calle, en un país extranjero, solo y con los sueños rotos.

Mientras paseábamos y nadie nos saludaba con un bonjour, como en la La bella y la bestia, ni nos estrechaba la mano como en Bongor, caí en la cuenta de lo difícil que debe de ser para un africano, acostumbrado a vivir con la gente, no existir para nadie.

Esta vez la historia no tuvo un final feliz, o sí, porque unas semanas después viajó a Orleans, Francia, donde comenzó a trabajar como mozo de almacén y a enviar dinero a su familia.

Buscaba como todos el amor y descubrió que la vida no es como en las películas de Disney, pero que cada mañana sí le dice un bonjour y le abre una nueva ventana.