Algo de gran trascendencia - Alfa y Omega

¿Qué pasa con el PSOE, que tiene especial virulencia últimamente hacia la Iglesia católica, y amenaza, por ejemplo, con denunciar los Acuerdos con la Santa Sede si no se cambia la reforma educativa?». Ésta fue la gran pregunta de la entrevista, el pasado jueves, en La Mañana, de COPE, de Ernesto Sáenz de Buruaga, a monseñor Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid y Secretario General y portavoz de la CEE.

«Yo no sé por qué le interesa a este partido argumentar así, porque, antes de los Acuerdos Iglesia Estado», aquí hay en juego «un derecho constitucional» que los Acuerdos regulan para los católicos», ya que estos Acuerdos «son el modo en el que se regula para la Iglesia católica y para los católicos el ejercicio de la libertad religiosa», responde el prelado. «El artículo 27 de la Constitución dice que los padres tienen derecho a que sus hijos puedan ser educados de acuerdo con sus convicciones religiosas y morales, y un Estado democrático pone los cauces para el ejercicio efectivo de este derecho», añade. «Supongo que este partido, cuando dice que va a revisar estos Acuerdos, no quiere decir que va a quitar este derecho a los españoles y a los católicos. Quiero entender que se hará de otra manera, porque lo otro no tiene sentido. Sería retrotraernos, retroceder a momentos, a otras épocas en las que el Estado ha atropellado» derechos fundamentales.

«Hay partidos con poca trayectoria democrática, que se han creído con la capacidad de decidir qué tienen que pensar los ciudadanos», denuncia. Y así, «entramos en una deriva ya conocida históricamente en los momentos de los totalitarismos de Europa, donde no está garantizada la iniciativa de la sociedad y la libertad de sociedad. Y esto está en cuestión en el debate de la asignatura de Religión. Está en cuestión algo muy de fondo y de gran trascendencia» para todos, no sólo para esa mayoría de padres y de alumnos (dos tercios del total) que, cada año, eligen voluntariamente la asignatura.

La respuesta desde el Partido Socialista no se hacía esperar: «Es el colmo» que la Iglesia dé «lecciones de democracia», decía la Secretaria de Organización, Elena Valenciano, indignada con que «la Iglesia se empeñe en imponer su doctrina moral a toda la sociedad». Parecía Valenciano no haberse leído la ley, o quizá se le había pasado por alto el detalle de que Religión seguirá siendo voluntaria (eso sí, evaluable, como todas las demás asignaturas, obligatorias u opcionales). Otro dirigente socialista, Miguel Heredia, insistía en que la reforma «sólo tiene un gran ganador, la Conferencia Episcopal». ¿Solución? Enmienda a la totalidad, derogación inmediata si el PSOE vuelve al poder y denuncia de los Acuerdos con la Santa Sede.

El País echaba el resto el domingo pasado empujando en esa dirección. En portada, se incluía una llamada a un artículo de Soledad Gallego-Díaz, animando al PSOE a romper con la Iglesia, porque, «por culpa de la presión de la Conferencia Episcopal», va a haber en España «una asignatura obligatoria» de Religión católica… El diario de Prisa dedicaba páginas y páginas a la asignatura. Lo llamativo es que, según El País, «el número de estudiantes que eligen». Religión se ha desplomado y que «los sociólogos apuntan a una generación de jóvenes indiferentes ante la Iglesia». ¡No está mal el despliegue para un fenómeno tan irrelevante! Pero no se entiende entonces por qué un asunto menor, una asignatura opcional que cada vez interesa a menos gente, «acapara gran parte del debate educativo», ni por qué «la Religión está en el corazón de la irreconciliable batalla ideológica que ha impedido alcanzar un pacto de Estado escolar».

La afirmación es discutible. De lo que no hay duda es de que, efectivamente, la Religión acapara la atención de El País sobre la reforma educativa. Los lectores de ese periódico interesados en otros asuntos, en fin, siempre podrán acudir… a Alfa y Omega.