Alberto Royo, nombrado promotor de la fe del Dicasterio para las Causas de los Santos: «Ha sido una sorpresa» - Alfa y Omega

Alberto Royo, nombrado promotor de la fe del Dicasterio para las Causas de los Santos: «Ha sido una sorpresa»

Este sacerdote de Getafe solo llevaba dos meses en Roma. En octubre fue designado relator del Dicasterio para las Causas de los Santos y, ahora, promotor de la fe. «Es el que tiene que revisar que los posibles problemas de las causas se resuelvan», explica

José Calderero de Aldecoa
Alberto Royo en la plaza de San Pedro. Foto cedida.

¿A qué se dedica un promotor de la fe?

El promotor de la fe, o lo que también se llama prelado teólogo o —coloquialmente— abogado del diablo, es, para que la gente se aclare, como el Ministerio Fiscal. Aunque, en realidad, no tiene nada que ver, porque esto no es una causa civil, ni un proceso en el cual haya dos partes enfrentadas y haya que defender un derecho. No. Mutatis mutandi, es un ministerio público que en nombre del Dicasterio para las Causas de los Santos tiene que buscar la verdad de las causas que se presentan. Es el que tiene que revisar que los posibles problemas de la causa se resuelvan, si es que se pueden resolver. Y si no se pueden resolver, que la causa no siga adelante y llegue al Santo Padre algo con problemas gordos, como a veces ha pasado en la historia. Mejor estudiar las cosas antes y ver si se puede resolver o no.

¿Algún caso famoso en el que se echara para atrás la causa?

Estoy pensando en el fundador de los dehonianos. Son religiosos muy buenos, y el fundador también lo era, pero justo antes de la beatificación aparecieron unas cartas suyas con comentarios antisemitas. Claro, a lo mejor en su época no era tan extraño, pero eso lógicamente obstaculizó su proceso. También hubo que parar la causa del fundador de Schoenstatt, por cosas que luego salieron en los periódicos.

Pero el promotor de la fe no es un guardia puesto para prohibir. Fíjate, se le llamaba el abogado del diablo, y este es el padre de la mentira. Sin embargo, el promotor es el que tiene que buscar la verdad.

Hay muchos cargos diferentes dentro del dicasterio. Usted ha sido consultor, luego relator, ahora promotor, lo que revela la existencia de un proceso minucioso. ¿Es así?

Eso es. Date cuenta de que una canonización, según la opinión teológica más común, es un acto que conlleva la infalibilidad del Papa. Entonces claro, no nos podemos arriesgar a poner delante del Santo Padre a un candidato con el que luego el Pontífice quede comprometido. Por eso, la Iglesia pone mucho cuidado en este proceso.

¿Cómo ha vivido su nombramiento?

Ha sido una sorpresa muy grande. Estoy recién llegado, solo llevo dos meses aquí trabajando de relator y, de pronto, me nombran promotor de la fe. No me lo esperaba, la verdad. Así que, con sorpresa, con sentido de responsabilidad, porque es un puesto de mucha responsabilidad, pero a la vez con alegría, porque es algo que conozco. Yo mismo, cuando era consultor, trabajé mucho con los anteriores promotores.

¿Ha podido hablar ya con el Papa?

Coincidió que me lo encontré por un pasillo. Fue una cosa muy sencilla. Le dije en español: «Santo Padre, le quiero agradecer el nombramiento que me ha hecho». Y me contestó: «¡Uy, ¿qué nombramiento te he hecho?». Claro, tiene tantas cosas encima. «Promotor de la fe en las Causas de los Santos», le dije, y se quedó así un poco mirando y comentó: «¡Vaya, el abogado del diablo!» Y nos pusimos a reír. «Pues nada, nada, buen trabajo», concluyó.

Cuando hablamos en septiembre, estaba usted haciendo las maletas para ir a Roma. ¿Cómo se ha adaptado a Roma? ¿Es muy diferente de la diócesis de Getafe?

[Risas] El trabajo es muy diferente. Pasar de una parroquia de Parla, que es una zona muy sencilla, con gente muy sencilla, al Vaticano, pues el cambio es muy grande. Allí estaba feliz, pero aquí me estoy adaptando bien y el trabajo lo conozco bien. En cualquier caso, suelo ir una vez a España, más o menos, y siempre paso por Parla a ver a la gente. Les tengo mucho cariño.

¿Cómo se ha vivido desde Roma la muerte de Benedicto XVI?

Han sido unos días muy bonitos. Históricos. Sobre todo, con la conciencia de estar en un hecho histórico grandísimo. Porque claro, un Papa presidiendo el funeral de otro Papa. No sé, te daba la sensación de estar en el torrente de la historia de un modo muy hermoso. Además, pude ir a la capilla ardiente que se puso en la capillita del monasterio Mater Ecclesiae.

En el funeral se pudieron ver algunas pancartas que decían Benedicto XVI, santo subito. ¿Qué le parecieron? ¿Veremos una canonización rápida de Benedicto XVI?

Bueno, se vio alguna, pero no tuvo nada que ver con el funeral de Juan Pablo II, que había muchísimos carteles con las palabras santo subito. Fue un gesto promovido por uno de los movimientos de la Iglesia, es decir que no fue totalmente espontáneo, pero lo hicieron muy bien. A mí me impactó por el número de pancartas. Ahora ha sido una cosa mucho más discreta, como toda la vida de Benedicto XVI, que ha sido mucho más discreta. Era un hombre con un gran amor a Dios, a la Iglesia, de una gran humildad, un hombre sabio. Era un sacerdote, obispo, cardenal y Papa santo, un hombre de Dios sin ninguna duda. Aunque luego ya será la Iglesia la que marque los tiempos.

Ahora no se canoniza a nadie por aclamación. De hecho, la regla dice que tiene que pasar cinco años desde la muerte del siervo de Dios hasta el comienzo de la posible causa. Lo que puede ocurrir es que haya una dispensa de ese tiempo y que el proceso empiece antes, como ocurrió con Teresa de Calcuta o Juan Pablo II, pero en el caso de Benedicto XVI todavía no se sabe nada.

¿Qué causas están más avanzadas dentro del dicasterio?

A nivel nacional, tenemos muy avanzada, por ejemplo, la de Antonio Gaudí. La del cardenal Herrera Oria, va menos avanzada pero también está ahí. En Madrid, la del Caballero de Gracia, que es la causa más antigua. Y seguimos todavía con muchos mártires. También acaba de llegar la de Helder Cámara, el obispo brasileño que fue famoso y a la vez polémico en su tiempo. Hay muchas….

Desde Madrid se enviaron precisamente 14.000 folios de 140 siervos de Dios, víctimas de la persecución religiosa del siglo XX.

Sí. Soy testigo de que llegaron. Las causas de los mártires suelen ser muy numerosas. Es un problema estudiar tanta documentación. Se hace la cosa complicada, pero como no es algo nuevo, pues no se asusta nadie por aquí. Hubo otras causas más grandes, de más de 200 mártires.

En nuestra última conversación, me decía que la santidad es para todos. ¿Los procesos de canonización también? ¿Todos estamos llamados a ver nuestro tapiz colgado en la plaza de San Pedro? No, ni muchísimo menos. Todos llamados a la santidad, sí. Todos llamados a estar en los altares, no. Solo los que el Señor elige para eso. Se sabe que son algunos, muy poquitos. Juan Pablo II lo dijo claramente: La santidad es una llamada universal para todos, pero de entre todos los que llegan al cielo, que esperamos que sean muchos —ojalá fueran todos—, pues el Señor escoge a algunos para que sean propuestos de ejemplos para los hermanos.