Al salir de Misa
Como todos sabemos, al salir de Misa se suelen formar corrillos para decirse lindezas: «¡Qué bien te veo!» «¡Por ti no pasan los años!»… y cosas así. ¿Y hablar de la homilía, de lo que te han sugerido las lecturas y el Evangelio del día? Hombre, no me pongas en un apuro: casi las he olvidado. Eso es lo corriente, incluso entre católicos muy católicos. Sin embargo, el otro día me encontré con un amigo que se acercó para decirme a bocajarro:
–A veces salgo de Misa perplejo, sobre todo cuando lo oficia un cura buenista. Hoy ha hablado de la misericordia de Dios como si el pecado no existiera.
–¿A qué viene tu perplejidad?
–A que me da la sensación de que la esperanza como virtud cardinal, e incluso el pecado, pierden todo su sentido en la vida real: si al final nos salva la misericordia, no hay que preocuparse de nada más. Y me pregunto de qué valen los sacramentos y hasta la fe. ¿Me entiendes?
–Entiendo, pero creo que desvarías. Precisamente la misericordia, es decir las muestras del amor de Dios a los hombres, viene a reforzarnos la esperanza y, por supuesto, la fe. Esa misericordia es una de las cosas que más pedimos a Dios en la Misa, en el Rosario, en la mayoría de las oraciones. Sin esperanza, sin fe ¿a qué viene pedir misericordia? Lo asombroso es que, como repite el Papa Francisco, Dios no se cansa de perdonar. Y yo te añadiría que los sacramentos son el signo visible de esa misericordia.
–Me quieres decir que hay que pasar por los sacramentos para alcanzar la misericordia…
–Sobre todo hay que pedir perdón: el pecado lo llevamos siempre encima. Si no hubiese pecado no tendría sentido la Iglesia ni la propia Pasión del Señor, el acto más sublime de misericordia. Tengo la impresión que en este Año Santo no solo se va a hablar de misericordia sino también de pecado y de la confesión, sacramento que olvidan algunas curas. Estamos llamados a ser misioneros de la misericordia, como nos he pedido el Papa y nos reiteraba nuestro arzobispo con motivo del Domund. Se trata de practicar las obras de misericordia como testimonio de nuestra fe…
–Oye, eso que dices tiene mucho sentido, pero hay curas que…
–Buenos, recemos por ellos porque, a veces, no saben lo que dicen.