Han pasado ya unos años desde que Joseph Ratzinger fuera, aquel memorable 19 de abril de 2005, elegido sucesor de Pedro. Aunque no ha tenido un solo año de descanso frente a los envites de los poderes de este mundo, desde fuera y desde dentro, el timón de la barca de Pedro está asido con la fuerza de la verdad, del magisterio. Quienes pretenden la soledad del Papa y el desprestigio de la Iglesia, y por tanto de la propuesta cristiana, se topan con la belleza de la exposición orgánica y sinfónica de lo que tenemos que creer, amar y esperar, tal y como nos lo presenta Benedicto XVI. El periodista norteamericano John Allen ha calificado la forma de Benedicto XVI de dar razones de la fe como de ortodoxia positiva. ¿Qué significa este término? ¿Acaso la ortodoxia no siempre es positiva? En coherencia con la tradición de la Iglesia, en plena sintonía con el Concilio Vaticano II, el Papa articula su magisterio ordinario en torno a unos núcleos temáticos en estricta ligazón con la profesión de fe y con sus formulaciones históricas; un magisterio que presenta un nuevo rostro y la frescura de la novedad del cristianismo.
En el próximo mes de octubre nos adentraremos en el Año de la fe convocado por el Papa. La Historia siempre arrastra y nos lleva por los caminos de la conjunción de lo pretérito. El 30 de junio de 1968, después del primer Sínodo de los Obispos sobre la fe, en el acto de la solmene clausura del Año de la fe, Pablo VI entregó a la Iglesia una profesión de fe «bastante completa y explícita», pronunciada «en nombre de todo el pueblo de Dios», que se conoce como el Credo del pueblo de Dios. Quiera el Señor de la Historia que Benedicto XVI regale, en este Año de la fe, un reformulado Credo. Mientras, nos podemos conformar con su magisterio articulado en torno a las proposiciones de la fe, que no es poco. Y éste es el sentido de este sencillo libro que espiga textos y se presenta como una recopilación del magisterio del Papa en torno a los artículos de la fe, realizado por Giuliano Vigini. Este trabajo divulgativo y práctico, que puede completar el estudio del Catecismo de la Iglesia católica, tiene como finalidad ayudarnos a preparar el citado Año y, también, a dar cumplimiento a una de las sugerencias de la Nota pastoral de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en la que se nos habla de «la acogida más atenta» a la predicación, a la catequesis y a los escritos de Benedicto XVI.
En torno a los núcleos Dios Padre, Jesucristo, El Espíritu Santo, La Iglesia, La Virgen María, Los sacramentos y La vida eterna, el autor nos permiten leer y orar sobre lo que constituye y conforma nuestra fe. Si bien conviene leer cada uno de los epígrafes de los capítulos teniendo siempre presente la referencia de los lugares de donde se han tomado, que aparece en un apéndice final denominado Elenco de las fuentes, la selección es adecuada y no presenta grandes desniveles. Los textos de Benedicto XVI siempre sorprenden, y nunca producen cansancio. Es más, cada lectura es una oportunidad de descubrir una sugerencia, un matiz, o de afirmar esa consecuencia práctica de las verdades presentadas para la vida ordinaria. Una delicia de magisterio, en suma.
Benedicto XVI
San Pablo
2012
144
10 €
