«A Dios lo encuentra quien acepta sus caminos sin quejas ni caras largas» - Alfa y Omega

«A Dios lo encuentra quien acepta sus caminos sin quejas ni caras largas»

El Papa ha recordado que «debemos acoger a Jesús en nuestra vida cotidiana, en los que están cerca de nosotros»

Yago González
El Papa Francisco durante el ángelus el domingo 30 de enero de 2022. Foto: Efe / EPA / Fabio Frustaci.

El Papa Francisco ha advertido este domingo, en la oración del ángelus desde el Palacio Apostólico del Vaticano, que «a Dios no lo encuentra quien busca milagros, sensaciones nuevas, una fe hecha de poder y signos externos. Lo encuentra, en cambio, quien acepta sus caminos y sus desafíos, sin quejas, sin sospechas, sin críticas y sin caras largas». Según Francisco, Jesús nos pide que lo acojamos «en la realidad cotidiana que vivimos; en la Iglesia de hoy, tal como es; en los que están cerca de nosotros cada día; en la concreción de los necesitados. Ahí está Él, invitándonos a purificarnos en el río de la disposición, y en tantos y saludables baños de humildad».

A colación del Evangelio del día, que narra el rechazo de Jesús por parte de sus paisanos de Nazaret, el Papa ha explicado que «más que una palabra de verdad, querían milagros, signos prodigiosos. El Señor no los realiza y ellos lo rechazan, porque dicen que ya lo conocen: “Es hijo de José”».

Es entonces cuando Jesús pronuncia una frase que se ha convertido en proverbio: «Ningún profeta es bien recibido en su propia tierra». Unas palabras que, según el Papa, demuestran que el fracaso no fue del todo inesperado para Jesús: «Conocía a su gente, sabía el riesgo que corría, contaba con el rechazo».

A este respecto, el Papa ha señalado que uno podría preguntarse: «¿Por qué, si prevé el fracaso, sigue yendo a su pueblo? ¿Por qué hacer el bien a personas que no están dispuestas a aceptarte?». «Es una pregunta que nos hacemos a menudo y al mismo tiempo nos ayuda a entender mejor a Dios», ha asegurado el Pontífice, puesto que «ante nuestras cerrazones, Él no retrocede: no pone frenos a su amor».

Francisco ha destacado que un reflejo de este gesto de amor es el de aquellos padres que son conscientes de la ingratitud de sus hijos, pero que igualmente no dejan de amarlos y hacerles el bien: «Dios es así, pero a un nivel mucho más alto. Y hoy también nos invita a creer en el bien, a no escatimar esfuerzos para hacer el bien».

«¿Somos acogedores con Jesús?»

El Papa ha subrayado que el rechazo de Nazaret por parte de «los suyos» es una ocasión para que los fieles cristianos reflexionen: «Ellos no fueron acogedores… ¿Y nosotros lo somos? ¿Somos acogedores o nos parecemos a sus compatriotas, que creían saberlo todo sobre Él?». «Quizás, después de tantos años como creyentes, o por haber estudiado Teología o hacer un curso de catequesis, pensamos que conocemos bien al Señor, con nuestras propias ideas y juicios», ha indicado Francisco, advirtiendo del riesgo de que «nos acostumbremos a Jesús, nos cerremos a sus novedades, fijos en nuestras posiciones».

Francisco propuso los modelos de acogida presentes en el Antiguo Testamento: la viuda de Sarepta de Sidón y Naamán, el leproso sirio. Ambos, ha recordado el Papa, aceptaron a Dios: «La fe pasa por aquí: disposición y humildad. La viuda y Naamán no rechazaron los caminos de Dios y sus profetas; fueron dóciles, no rígidos y cerrados».