«Gran Sí» de la Iglesia al matrimonio como alianza entre hombre y mujer - Alfa y Omega

«Gran » de la Iglesia al matrimonio como alianza entre hombre y mujer

Redacción

«La Iglesia reafirma su gran a la dignidad y la belleza del matrimonio, como una expresión de la alianza fiel y fructífera entre el hombre y la mujer, motivada por el hecho de que la reciprocidad entre hombres y mujeres es una expresión de belleza natural del Creador, y no a filosofías como la de género». Así se lo recalcó Benedicto XVI, el pasado sábado, a los participantes en la Asamblea plenaria del Consejo Pontificio «Cor Unum» dedicada, este año, al tema Caridad, nueva ética y antropología cristiana.

En su discurso, afirmó que «la visión cristiana del hombre es un gran a la dignidad de la persona, llamada a la comunión íntima con Dios», y manifestó que «el ser humano no es ni un individuo separado ni un elemento anónimo en la comunidad, sino una persona singular e irrepetible, intrínsecamente ordenada a la relación y la socialización». Por eso, «el cristiano, especialmente el que trabaja en los organismos de caridad, debe orientarse por los principios de la fe, por la cual nos adherimos al proyecto de Dios para nosotros».

Esta nueva visión del mundo y de la Humanidad que ofrece la fe, continuó, «también proporciona el criterio correcto para evaluar las expresiones de caridad en el contexto actual», sobre el que, recalcó, «se abaten sombras que oscurecen el plan de Dios». Estas sombras proceden, según el Papa, de la «trágica reducción antropológica que replantea el antiguo materialismo hedonista, al que se suma, además, un prometeísmo tecnológico. De la unión entre una visión materialista del hombre y el gran desarrollo de la tecnología, emerge una antropología de fondo ateo». Esta tecnología, alertó el Pontífice, «presupone que el hombre se reduce a funciones autónomas, la mente al cerebro, la historia humana a un destino de autorrealización. Todo ello prescindiendo de Dios».

Las consecuencia es que «lo que es técnicamente posible se convierte en moralmente lícito, todo experimento es aceptable, cualquier política demográfica consentida y cualquier manipulación legitimada». Y añadió: «La amenaza más peligrosa de esta corriente de pensamiento es la absolutización del hombre, liberado de toda atadura, y de cualquier constitución natural».

En su discurso a los miembros del Consejo Pontificio «Cor Unum», el Santo Padre recordó que «la justa colaboración con las instancias internacionales en el ámbito del desarrollo y la promoción humana, no deben hacer que cerremos los ojos frente a estas graves ideologías», porque, «aunque se disfracen de buenos sentimientos, en nombre de un supuesto progreso, o de presuntos derechos, o de presunto humanismo, se trata de una deriva negativa para el hombre». Frente a esta reducción antropológica, «¿cual es la tarea de todos los cristianos, y especialmente de quienes se dedican a las actividades de caridad, y por tanto están estrechamente relacionados con muchos otros actores sociales?», se preguntó. La respuesta es que «tenemos que ejercer una vigilancia crítica y, a veces, recusar financiamientos y colaboraciones que, directa o indirectamente, favorezcan acciones o proyectos en contraste con la antropología cristiana».