El Papa crea una Secretaría y un Consejo de Economía
Con el objetivo de «simplificar y consolidar las estructuras de gestión existentes» y mejorar la coordinación entre ellas, el Papa Francisco ha creado una Secretaría de Economía, que ejecutará las directrices del también nuevo Consejo de Economía, compuesto por cardenales, obispos y laicos. La puesta en marcha de estos organismos será responsabilidad del cardenal australiano George Pell, designado como Prefecto del nuevo dicasterio. Su número dos será el sacerdote español Lucio Ángel Vallejo
El Santo Padre ha decidido crear una nueva estructura de coordinación de los asuntos económicos y administrativos de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano, por medio del motu proprio Fidelis dispensator et prudens, que sigue «las recomendaciones de la rigurosa revisión llevada a cabo por la Comisión Referente de Estudio y de Guía de la Organización de la Estructura Económica-Administrativa de la Santa Sede (COSEA)». Las recomendaciones han recibido la aprobación tanto del Consejo de Cardenales, establecido para asesorar al Santo Padre sobre la reforma de la Curia Romana, como del Consejo de 15 cardenales para el estudio de los problemas organizativos y económicos de la Santa Sede.
Estas recomendaciones buscaban «simplificar y consolidar las estructuras de gestión existentes y mejorar la coordinación y supervisión en toda la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano». Persiguen también el establecer «un compromiso explícito en la adopción de principios de contabilidad y de gestión financiera aceptados generalmente, así como en la presentación de informes financieros , controles internos avanzados, transparencia y gobierno». Los cambios sugeridos «permitirán una participación más explícita de expertos de alto nivel con experiencia en gestión financiera, planificación y presentación de informes», y también «garantizarán un uso más eficaz de los recursos», mejorando la disponibilidad de los recursos destinados «a los pobres y marginados».
El cardenal Pell, Prefecto de la Secretaría de Economía
Entre los cambios, destaca la creación de una nueva Secretaría de Economía, con autoridad «sobre todas las actividades económicas y administrativas dentro de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano. La Secretaría será responsable, entre otras cosas, de la preparación de un presupuesto anual para la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano, así como de la planificación financiera y las diversas funciones de soporte, como los recursos humanos y el aprovisionamiento. La Secretaría preparará también un balance detallado de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano».
Esta Secretaría estará dirigida por un Cardenal Prefecto, en colaboración con un Secretario General. El Papa ha nombrado al cardenal australiano George Pell, actual arzobispo de Sídney, como Prefecto de la Secretaría de Economía. El cardenal Pell ya ha escrito a su diócesis para despedirse de ella, y se incorporará lo antes posible a su nueva labor, que comienza con la elaboración de los estatutos de los nuevos organismos. Contará para ello con la ayuda del Secretario General, el sacerdote español Lucio Ángel Vallejo Balda, que ya ostentaba los cargos de secretario de la COSEA y secretario de la Prefectura de Asuntos Económicos del Vaticano.
Colaboración de obispos y expertos laicos
También se crea un nuevo Consejo de Economía. Este Consejo formulará las directrices que ejecutará la Secretaría de Economía. Estará compuesto por 15 miembros: ocho cardenales u obispos, y siete expertos laicos «de diversas nacionalidades, de reconocida experiencia financiera y profesionalidad». El Consejo, que «se reunirá periódicamente para evaluar directrices y prácticas concretas y preparar y analizar los informes sobre las actividades económico-administrativas de la Santa Sede», sustituye al Consejo de cardenales para el estudio de los problemas organizativos y económicos de la Santa Sede.
Un nuevo cambio es el nombramiento de un Auditor General, designado por el Santo Padre, que tendrá «la facultad de llevar a cabo auditorías de cualquier organismo o institución de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano». Ante todos los cambios, se confirma el papel del APSA como Banco Central del Vaticano, y de la AIF, que conservará «su papel actual y fundamental de supervisión prudencial y regulación de las actividades».