Francisco pide «retomar la mística de los padres fundadores» de Europa frente a «las divisiones y fronteras»
A bordo del avión papal, Francisco pidió una Europa unida contra el pesimismo y las ideologías. «Si no mira bien los retos futuros, Europa se desvanecerá», advirtió
Si hubo un mensaje que Francisco quiso dejar claro en la rueda de prensa a bordo del avión papal de regreso a Roma desde Rumanía, fue el de la unidad. La reivindicó para Europa, «para que regrese a ser el sueño de los padres fundadores» frente «las divisiones y fronteras», precisamente desde el país que actualmente ostenta la presidencia rotatoria de la UE.
En el otro lado de la balanza, el Papa situó a aquellos políticos que se dedican a «sembrar odio y miedo. Esto es terrible, un político nunca debe sembrar odio y miedo, tan solo esperanza». Y sin citar a nadie, aunque en la respuesta a una pregunta específica sobre Matteo Salvini —vicepresidente de Italia adalid del cerrojazo a los inmigrantes—, el Pontífice pidió a los gobernantes que sean «honestos» y que no recurran a «la calumnia, la difamación» o «los escándalos».
Mientras sobrevolaba la UE, Francisco también arremetió contra el pesimismo y las ideologías, «porque Europa es hoy atacada no con cañones o bombas» sino «con ideologías que vienen de afuera y crecen en los grupitos de Europa». Aun así, Bergoglio reivindicó la historia, para aprender de ella, e instó a recordar aquella «Europa dividida y beligerante del 14 y del 32, 33 , hasta el 39 que estalló la guerra. No regresemos a esto», instó.
Ante «las divisiones y fronteras», Europa «tiene necesidad de sí misma, de la identidad propia, de la propia unidad». Cada país «tiene su cultura y debe cuidarla, pero con las mística del poliedro. Hay una globalización donde se respeta la cultura de todos». De lo contrario, si no mide bien los retos futuro, «Europa se desvanecerá», aseguró el Santo Padre. Y concluyó: «Quizás, a escondidas, alguno se puede hacer la pregunta: “¿no será este el fin de una aventura de 60 años?”».
Unidad de los cristianos
Preguntado por los periodistas, el Obispo de Roma también se refirió a la unidad de los cristianos. En un país de mayoría ortodoxa, abogó por tener «siempre la mano extendida» y escuchar al otro. «El ecumenismo no es llegar al final del partido, de la discusión. Se hace caminando juntos, rezando juntos» y trabajando por los pobres y los marginados, afirmó.
Por otro lado, existe un ecumenismo de sangre, que ha vivido un nuevo capítulo este domingo con la beatificación de 7 obispos greco-católicos asesinados por el comunismo: «Cuando asesinaban a los cristianos no preguntaban: “¿Tú eres ortodoxo?, ¿tú eres católico?, ¿tú eres luterano?, ¿tú eres anglicano? No, tú eres cristiano”. La sangre se mezclaba», aseguró Francisco a bordo del avión papal.
La familia y Benedicto XVI
Por último, Bergoglio se refirió a la salud de Benedicto XVI, que «habla poco y despacio, pero con la misma profundidad de siempre porque el problema de Benedicto son las rodillas, no la cabeza. Tiene una gran lucidez». Y del éxodo masivo de rumanos que han dejado a sus propios hijos para ir a trabajar al extranjero: «Partir para que no le falte nada a la familia es un acto de amor», pero también una situación «dolorosa» ante la que apeló a «la solidaridad mundial».
Alessandro Gisotti (director de la Sala de Prensa de la Santa Sede):
Buenas noches, bienvenido Santo Padre. Vuelo de regreso: el lema de este viaje era «caminos juntos», pero también volamos juntos porque pienso que hemos volado siempre tanto, también el compromiso, el cansancio. En la discurso a la prensa extranjera hace pocos días concluía diciendo «veo en los viajes apostólicos su cansancio, el cansancio, la fatiga, el compromiso de los colegas que ha relatado este viaje», hoy en la jornada de las comunicaciones sociales, obviamente como saben con el tema Somos miembros unos de otros. Santo Padre, sé que quiere, antes de las preguntas, ofrecer alguna reflexión sobre esta jornada a nosotros dedicada.
Papa Francisco:
Buenas noches. Muchas gracias a su compañía y como dijo Gisotti, hoy esta jornada llama a ustedes, llama nuestro pensamiento a ustedes. Ustedes trabajan en las comunicaciones, son operadores como dijo Alessandro, pero antes de todo ustedes son, deberían ser, testimonios de la comunicación. Hoy la comunicación va en retroceso, en general, va adelante el contacto, hacer los contactos y no llegar a comunicar. Y ustedes por vocación son testimonios en el comunicar. Es verdad, deben de hacer los contactos, pero no detenerse ahí. Los aliento a ir adelante en este testimonio de comunicar. Este tiempo tiene menos necesidad de contactos y más de comunicación. Gracias, felicidades por su jornada y adelante con las preguntas.
Diana Dumitrascu (TVR):
Santo Padre, le agradezco su visita a Rumanía. Santidad, usted sabe que millones de nuestros connacionales han emigrado en los últimos años. ¿Cuál sería su mensaje para una familia que deja a sus propios hijos ir a trabajar al extranjero con el objetivo de asegurar un futuro mejor?
Papa Francisco:
Esto me hace pensar en el amor de la familia, porque partirse en dos y tres no es una cosa bella. Siempre está la nostalgia por el reencuentro, pero partirse porque no falte nada a la familia es un acto de amor. En la Misa de ayer hemos escuchado la última petición de aquella señora que trabajaba en el extranjero para ayudar a la familia. Siempre un desplazamiento así es doloroso. ¿Por qué se van? No para hacer turismo, por necesidad. Tantas veces no es porque en el país no encuentren… tantas veces son resultado de una política mundial que incide en esto. Sé que en la historia de tu país después de la caída del comunismo, y después tantas, tantas empresas extranjeras han cerrado para abrir en el extranjero y ganar más. Cerrar hoy una empresa es dejar a la gente en la calle y esta es una injusticia mundial, general, de falta de solidaridad. Es un sufrimiento.
¿Cómo luchar? Buscando abrir fuentes de trabajo. No es fácil, no es fácil en la situación mundial de las finanzas y de la economía. Pero piensen que tienen un nivel de natalidad impresionante, aquí no se ve el invierno demográfico que se ve en Europa. Es una injusticia no poder tener fuentes de trabajo para tantos jóvenes. Por eso deseo que se resuelva esta situación que no depende solo de Rumanía, sino del orden mundial financiero, de esta sociedad del consumismo, del tener más, del ganar más, y tanta gente queda sola. Esta es mi respuesta, un apelo a la solidaridad mundial en este momento que Rumanía tiene la presidencia (rotaria de la Unión Europea N. d. R.).
Cristian Micaci (Radio María Rumanía de idioma húngaro):
Santo Padre, como dijo el director antes, se ha hablado tanto de caminar juntos. Ahora a su partida que nos aconseja a nosotros en Rumanía, cuáles deberían ser las relaciones entre las confesiones, en particular entre la Iglesia Católica y Ortodoxa, entre la minoría católica y la mayoría ortodoxa, la relación entre las varias etnias, la relación entre el mundo político y sociedad civil?
Papa Francisco:
Una relación en general yo diría. La relación de la mano extendida cuando hay conflictos. Hoy un país en desarrollo con alto nivel de natalidad como ustedes, no puede darse el lujo de tener enemigos dentro.
Se debe hacer un proceso de acercamiento, siempre. Diversas etnias, diversas confesiones religiosas, sobre todo las dos cristianas. Esto es lo primero: siempre la mano extendida, la escucha del otro. Con los ortodoxos, ustedes tienen un gran patriarca, un hombre de gran corazón y un gran estudioso. Conoce la mística de los padres del desierto, la mística espiritual, estudió en Alemania, y también un hombre de oración. Es fácil acercarse a Daniel, es fácil, porque lo siento hermano, y hemos hablado como hermanos, y no diré más porque ustedes el lunes dirán… Caminemos juntos teniendo siempre esta idea: el ecumenismo no es llegar al final del partido, de la discusión. El ecumenismo se hace caminando juntos, rezando juntos; el ecumenismo de la oración.
Tenemos el ecumenismo de la sangre. Cuando asesinaban a los cristianos no preguntaban: ¿Tú eres ortodoxo?, ¿tú eres católico?, ¿tú eres luterano?, ¿tú eres anglicano? No, tú eres cristiano. La sangre se mezclaba.
Un ecumenismo del testimonio, de la oración, de la sangre, el ecumenismo del pobre que es trabajar juntos. Eso: debemos trabajar para ayudar a los enfermos, a los marginados, ayudar. Mateo 25 es un bello programa ecuménico. Caminar juntos es ya una unidad de los cristianos, pero no esperen que los teólogos se pongan de acuerdo para llegar a la Eucaristía. La Eucaristía se hace todos los días con la oración, con la memoria de la sangre de nuestros mártires, con las obras de caridad y deseándose el bien.
En una ciudad de Europa hay una relación entre el arzobispo católico y el arzobispo luterano. El arzobispo católico debía estar en el Vaticano el domingo en la noche, me ha llamado que llegaría el lunes en la mañana. Cuando ha llegado me dijo: «Discúlpame, ayer el arzobispo luterano ha debido irse a una reunión de ellos y me ha pedido “ven por favor a mi catedral y haz tú el culto”». Existe la fraternidad, llegar a esto es tanto, ¿no? Y la hizo el católico. No hizo la Eucaristía, pero sí la predicación.
Cuando yo en Buenos Aires he sido invitado por la Iglesia escocesa a hacer prédicas, iba y hacía la prédica. Se puede caminar juntos. Unidad, fraternidad, mano extendida, mirarse bien, hablar mal de los demás. Defectos tenemos todos, si caminamos juntos, todos los defectos los dejamos de lado.
Xavier de Normand (medios franceses):
Santidad, mi pregunta tiene que ver con la primera. El primer día de este viaje usted fue a la catedral ortodoxa para este momento bello pero también un poco duro de la oración del padrenuestro. Un poco duro porque católicos y ortodoxos estaban juntos, pero no han rezado juntos. Usted ha hablado del ecumenismo de la oración. Mi pregunta es: Santidad, ¿qué ha pensado usted cuando ha permanecido en silencio durante la oración del padrenuestro en rumano?, y ¿cuáles son los próximos pasos concretos en este caminar juntos?
Papa Francisco:
Hago una confidencia. No he permanecido en silencio, he rezado el padrenuestro en italiano y he visto durante la prédica del padrenuestro, la mayoría de la gente sea en rumano, sea en latín, rezaba. La gente va más allá de nosotros las cabezas. Nosotros los jefes debemos hacer los equilibrios diplomáticos para asegurar que caminamos juntos, hay hábitos, reglas diplomáticas que es bueno mantener para que las cosas no se arruinen. Pero cada pueblo reza junto, también nosotros cuando estamos solos rezamos juntos. Este es un testimonio, y tengo una experiencia de oración con tantos pastores, luteranos, evangélicos, también ortodoxos. Los patriarcas están abiertos, también nosotros los católicos tenemos gente cerrada que no quiere, que dice que los ortodoxos son sismáticos. Son cosas viejas. Los ortodoxos son cristianos. Hay grupos católicos un poco integristas. Debemos tolerarlos, rezar por ellos, porque el Señor con el Espíritu Santo ablande. Pero yo he rezado los dos, no he mirado a Daniel pero creo que él también lo mismo.
Manuela Tulli (Ansa):
Hemos estado en Rumanía, país que se mostró europeísta. En estas elecciones algunos líderes como nuestro vicepremier Matteo Salvino han hecho campaña política mostrando símbolos religiosos. ¿Qué impresión le ha dado esto?, y si es cierto que usted no quiere encontrar a nuestro vicepremier…
Papa Francisco:
Comienzo con la segunda (pregunta). Yo no he escuchado que nadie del gobierno, excepto el premier, haya pedido audiencia, nadie. Porque para una audiencia se debe hablar a la Secretaría de Estado. El premier Conte la ha pedido, fue dada como indica el protocolo. Fue una bella audiencia con el premier, de una hora o más quizás, un hombre inteligente, un profesor que sabe de qué cosa habla.
Segundo: del vicepremier no he recibido nada, y de los demás ministros tampoco. Sí, al presidente de la República lo he recibido.
Sobre las imágenes: he confesado tantas veces que de los periódicos leo dos: el diario del partido, que es L’Osservatore Romano. Sería bello que ustedes lo leyesen porque encontrarían interpretaciones muy interesantes, y cosas que digo también están ahí. El periódico del partido y después Il Messaggero que me gusta porque tiene los títulos grandes y lo hojeo así, algunas veces me detengo ahí; y no he entrado en estas noticias de las propagandas, cómo ha hecho un partido la propaganda electoral, de verdad.
Hay un tercer elemento. En esto me confieso ignorante: yo no comprendo la política italiana y de verdad debo estudiarla, entonces, decir una opinión sobre el comportamiento de una campaña electoral, de uno de los partidos, sin una información así, sería muy imprudente de mi parte. Yo rezo por todos, porque Italia vaya adelante, para que los italianos se unan y sean leales en el compromiso, también yo soy italiano porque soy hijo de un inmigrante italiano, de sangre soy italiano. Mis hermanos tienen todos la ciudadanía, yo no he querido tenerla porque en el tiempo que la han concedido yo era obispo y he dicho que el obispo debe ser de la patria.
Hay en la política de tantos países la enfermedad de la corrupción. Por todos lados. No digan mañana que el Papa ha dicho que la política italiana es corrupta. No. Yo he dicho que una de las enfermedades de la política, por todas partes, es caer en la corrupción. Por favor, no me hagan decir lo que no he dicho. Una vez me han dicho cómo son los pactos políticos. Figúrate una reunión de nueve empresarios, a la mesa; discuten para ponerse de acuerdo sobre el desarrollo de su empresa, al final después de horas, horas, café, café, café, se ponen de acuerdo, han tomado la palabra, hacen el asunto, agradecen, “de acuerdo, de acuerdo”; mientras lo hacen imprimir, toman un whisky para festejar, y después, comienzan a girar los papeles para firmar el acuerdo. En el momento que giran los papeles, bajo la mesa, le hago otro bajo la mesa. Esto es corrupción política. Que se hace un poco por todas partes. Debemos ayudar a los políticos a ser honestos, a no hacer campaña con banderas deshonestas, la calumnia, la difamación, los escándalos; y tantas veces sembrar odio y miedo.
Esto es terrible, un político nunca debe sembrar odio y miedo, solo esperanza. Justa, exigente, pero esperanza, porque debe conducir al país ahí, y no darle miedo.
Eva Fernández (COPE):
Santo Padre, ayer en el encuentro con los jóvenes y las familias ha insistido de nuevo en la importancia de la relación entre los abuelos y los jóvenes a fin que los jóvenes tengan raíces para ir hacia adelante y los abuelos puedan soñar. Usted no tiene una familia cercana, pero ha dicho que Benedicto XVI es como tener un abuelo en casa. ¿Aún lo ve así?
Papa Francisco:
Y más. Cada vez que voy donde él a visitarlo lo siento así, le tomo la mano y le hago hablar. Habla poco, habla despacio, pero con la misma profundidad de siempre, porque el problema de Benedicto son las rodillas, no la cabeza. Tiene una gran lucidez. Y sintiéndolo hablar me vuelvo fuerte, siento el zumo de las raíces que me vienen y me ayudar a seguir adelante. Siento esta tradición de la Iglesia que no es una cosa de museo la tradición. La tradición es la raíz que te dan el zumo para crecer, y tú no serás como la raíz, no; tú florecerás, el árbol crecerá y dará los frutos, y las semillas serán las raíces para los demás. La tradición de la Iglesia está siempre en movimiento.
En una entrevista que ha hecho Andrea Monda en L’Osservatore Romano —ustedes leen L’Osservatore, ¿no?— hace unos días, había una situación que me ha gustado tanto, del músico Gustav Mahler, y hablando de la tradición él decía: la tradición es la garantía del futuro y no la custodia de las cenizas. No es un museo. La tradición no custodia las cenizas. La nostalgia de los integristas: regresar a las cenizas. No, las tradiciones son raíces que garantizan que el árbol crezca, florezca y dé fruto; y repito esa pieza del poeta argentino (Francisco Luis Bernárdez, N. d. R.) que me gusta tanto: todo lo que el árbol tiene de florido, vive de lo sepultado.
Estoy contento porque en Iasi hice referencia a esa abuela que ha tenido un gesto de complicidad y que con los ojos, en aquel momento he estado tan emocionado que no he reaccionado, y después el papamóvil ha seguido adelante y habría podido decir a esta abuela que venga para hacer ver este gesto, y he dicho al Señor Jesús: es una pena, pero Tú eres capaz de resolver, y nuestro bravo Francisco cuando ha visto la comunicación que he tenido con aquella mujer con los ojos, ha tomado la fotografía y hecho pública. La he visto esta tarde en Vatican Insider. Estas son las raíces. Y esto crecerá, no será como yo, pero yo doy lo mío. Es importante este encuentro.
Después están los verbos, cuando los abuelos sienten de tener nietos que llevarán adelante la historia, comienzan a soñar; y los abuelos cuando no sueñan se deprimen. Existe el futuro y los jóvenes animados comienzan a profetizar.
Lucas Wiegelmann (Herder Correspondenz):
Santo Padre en estos días ha hablado tanto de la fraternidad y de la gente y del caminar juntos, como hemos ya escuchado, pero vemos que en Europa crece el número de los que no desean la fraternidad, sino el egoísmo y el aislamiento, y prefieren caminar solos. ¿Por qué es así?, y ¿qué debe hacer Europa para cambiarlo?
Papa Francisco:
Discúlpame si me cito, pero lo hago sin vanidad, por utilidad. Hablé de este problema en los dos discursos en Estrasburgo: en el discurso que he dado cuando recibí el Premio Carlo Magno y después en el discurso que di a todos los jefes de Estado y de gobierno en la Capilla Sixtina en el aniversario de los pactos, en la fundación de la Unión Europea.
En estos discursos he dicho todo lo que pienso, y también hay un quinto discurso que no lo he dado yo, sino el alcalde Bugermeister de Aachen. Este es una joya, una joya suya de los alemanes.
Europa debe coloquiar, no debe decir “pero somos unidos, ahora dile a Bruselas arréglense ustedes.
Todos somos responsables de la Unión Europea y esta circulación de la presidencia no es un gesteo de cortesía como bailar el minueto: te toca a ti, te toca a ti. No, es un símbolo de la responsabilidad que cada uno de los países tiene sobre Europa. Si Europa no mira bien los retos futuros, Europa se desvanecerá, será desvanecida. Me permití decir en Estrasburgo que siento que Europa está dejando de ser la madre Europa; se está convirtiendo la «abuela Europa». Se ha envejecido, ha perdido la ilusión de trabajar juntos. Quizás a escondidas alguno se puede hacer la pregunta: ¿no será este el fin de una aventura de 60 años?
Retomar la mística de los padres fundadores. Retomar esto. Europa tiene necesidad de sí misma, de ser ella misma, de la identidad propia, de la propia unidad; y superar con esto, con tantas cosas que la buena política ofrece, las divisiones y las fronteras. Estamos viendo las fronteras en Europa. Esto no hace bien, al menos las fronteras culturas, no hacen bien. Es verdad que el país tiene su propia cultura y debe cuidarla, pero con la mística del poliedro. Hay una globalización donde se respeta la cultura de todos, pero todos unidos.
Por favor, que Europa no se deje vencer por el pesimismo o las ideologías, porque Europa es atacada no con cañones o bombas en este momento, sí con ideologías, ideologías que no son europeas, que vienen de afuera, o crecen en los grupitos de Europa, que no son grandes. Piensen en la Europa dividida y beligerante del 14 y del 32, 33, hasta el 39, que ha estallado la guerra. No regresemos a esto por favor. Aprendamos de la historia, no caigamos en el mismo hueco. La otra vez les he dicho que se dice que el único animal que cae dos veces en el mismo hueco es el hombre. El asno nunca lo hace. Pero lee el discurso de Bugermeister, una joya.
Gisotti:
Gracias Santo Padre, gracias por esta disponibilidad al término de tres días así ocupados, también para estos cinco viajes, uno después del otro en esta primera parte del año, ricos de momentos.
Papa Francisco:
Ahora dos cosas, por motivos del clima debí ir ayer en auto dos horas y cuarenta. Fue una gracia de Dios, he visto un paisaje bellísimo como nunca había visto. He cruzado toda Transilvania. Hoy para ir a Blaj, lo mismo. Una cosa bella. El paisaje de este país, agradezco también la lluvia que me ha hecho viajar así y no en helicóptero. Tener más contacto con la realidad. La segunda cosa: sé que algunos de ustedes son creyentes, otros no tanto, pero diré a los creyentes: recen por Europa, recen por Europa, el Señor nos dé la gracia. A los no creyentes deseen la buena voluntad, el deseo de corazón para que Europa regrese a ser el sueño de los padres fundadores.