Diez años de Misa en el piso 33 de Torre Espacio - Alfa y Omega

Diez años de Misa en el piso 33 de Torre Espacio

La capilla situada en el piso 33 de Torre Espacio, al norte de Madrid, acaba de celebrar su décimo aniversario con una Misa presidida por el cardenal Osoro: «Hay que tender siempre a lo alto, porque así se ven las cosas con otros ojos», ha dicho

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: www.capillatorreespacio.es

«Hay que tender siempre a lo alto, mirar a las alturas, porque desde lo alto se ven las cosas con otros ojos», afirmó el cardenal Osoro el miércoles en la celebración de los diez años de la capilla de Torre Espacio.

A pesar de la espectacularidad de su situación y de sus vistas, se trata de una capilla «muy normal», asegura Manuel Sánchez, párroco de María Inmaculada, responsable de la capellanía de este lugar desde que comenzó a dar servicio hace diez años.

«Al principio había Misa en la capilla dos días a la semana, pero luego se amplió a todos los días laborables: los miércoles a la hora de comer y el resto de días a primera hora de la mañana», afirma Manuel.

«Aquí lo principal es la Misa», señala, «porque no es una parroquia. Se trata simplemente de ofrecer este servicio a los trabajadores de esta torre y a aquellos empleados de las otras torres que soliciten permiso para subir. Es un lugar de paso en el que se celebra la Eucaristía y poco más, ¡que no es poco!».

Manuel llega siempre media hora antes de la celebración y se sienta en el confesionario dispuesto a confesar. «Puntualmente alguien va más allá y me pide hablar conmigo por cosas más personales, pero no es lo normal», afirma. En este sentido, «lo que suelo hacer de vez en cuando es remitir a la gente a sus parroquias habituales. A veces dejo algún díptico para ayudar a vivir mejor la fe, como ahora que he dejado el mensaje del Papa para la Cuaresma, pero lo normal es que la gente viva la fe en su parroquia y venga aquí solamente para la Misa diaria».

Otro elemento característico de esta capilla es la luz verde que indica que ahí arriba está el Señor sacramentado, y que se puede ver a decenas de kilómetros de distancia. El capellán explica su historia: «Se quiso colocar una luz justo detrás del sagrario, como la lámpara con la luz roja que hay en las iglesias. Hubo que pedir autorización a AENA para que indicara el color adecuado, ya que no podía ser roja para no confundir a las aeronaves».

Desde entonces, «son muchos los que me han hablado de esa luz verde. Hay quien baja conduciendo a Madrid y al verla hace una oración. Hay enfermos del hospital La Paz cuya habitación da a la capilla y me han dicho que saber que el Señor está ahí les ha ayudado en su convalecencia. Y una señora incluso pidió venir a Misa cuando recibió el alta para dar gracias por su curación».