Una respuesta modélica - Alfa y Omega

Una respuesta modélica

Fiesta de la Sagrada Familia

Carlos Escribano Subías
‘Sagrada Familia con san Joaquín, santa Ana y el Padre eterno’ (detalle), de G. J. Espinosa. Museo de Bellas Artes, Valencia

Celebramos la fiesta de la Sagrada Familia, el primer domingo después de la solemnidad de la Navidad. Con palabras del Papa Francisco, pronunciadas en la Misa de las familias del Año de la fe (27 de octubre de 2013), encomendamos en este día a nuestras familias: «Jesús, María y José, a vosotros, Santa Familia de Nazaret, dirigimos hoy la mirada con admiración y confianza; en vosotros contemplamos la belleza de la comunión en el verdadero amor; a vosotros os encomendamos todas nuestras familias, para que se renueven en ellas las maravillas de la gracia».

Contemplamos a la Sagrada Familia de la mano de san Mateo y de los capítulos de su evangelio en los que nos relata la infancia de Jesús. El evangelista tiene especial interés en mostrarnos quién es Jesús, y lo hace de distintas maneras. En primer término, explicando el sentido teológico de los lugares que hacen referencia a Él: Belén era el lugar en el que, según las Escrituras, debía nacer el Mesías; Egipto era el lugar en el que el pueblo elegido estuvo cautivo y desde el cual inició el camino del éxodo hacia la tierra de Israel; Nazaret, finalmente, es el lugar de residencia de Jesús, según habían anunciado las antiguas profecías.

En segundo término, nos muestra quiénes son sus antepasados y la familia a la que pertenece. Esto equivale a conocer a dicha persona en profundidad. La genealogía de Jesús y el papel de la Virgen y de san José cobran, en este sentido, especial relevancia. La pretensión del evangelista es suscitar en nosotros una respuesta cuando se nos presenta la persona de Jesús. Es muy interesante ver cómo actúan los más cercanos a Él: san José y la Virgen María. San José aparece como un personaje central en todo el relato. Es de origen judío y en todo momento sigue las insinuaciones divinas que le llegan de forma misteriosa a través de sueños y del mensajero que Dios le envía. Siendo fiel a la Ley y a la Escritura, sabe acoger a Jesús y a su Madre y protegerlos en todo momento. San Mateo le propone como ejemplo de judío fiel que ha sabido acoger a Jesús. Muchos en su comunidad se sentirían reflejados en su actitud.

La respuesta de María es también conmovedora: «Hágase». Una palabra pronunciada con tanta fuerza, ante la invitación de Dios, que cambia su vida personal y la historia de la Humanidad.

Pero María y José, responden también como familia: su amor mutuo se convierte en modelo de toda vida familiar cristiana. Así, en la respuesta de aquel Santo Matrimonio, podemos apreciar aún más la santidad de la familia que, en el plan de Dios, se basa en la fidelidad para toda la vida de un hombre y una mujer que, respondiendo a la vocación fundante al amor, se consagra por el pacto conyugal y se abre al don de nuevas vidas entregadas por Dios. ¡Cuánta necesidad tienen los hombres y mujeres de nuestro tiempo de volver a apropiarse de esta verdad fundamental, que constituye la base de la sociedad, y qué importante es el testimonio de los matrimonios y de las familias para la formación de conciencias maduras y la construcción de la civilización del amor!

San Mateo busca respuestas al presentarnos a ese Niño Dios que se hace uno de nosotros. Hemos visto brevemente algunas. Te invito a concretar la tuya y la de los tuyos, para que, a pesar de las dificultades, también nosotros acojamos a Jesús y su mensaje de salvación y lo llevemos a los demás.

Evangelio / Mateo 2, 13-15. 19-23

Cuando se marcharon los Magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:

«Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».

José se levantó, cogió al niño y a su madre de noche; se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes; así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: «Llamé a mi hijo para que saliera de Egipto».

Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:

«Levántate, coge al niño y a su madre y vuélvete a Israel; ya han muerto los que atentaban contra la vida del niño».

Se levantó, cogió al niño y a su madre y volvió a Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá. Y, avisado en sueños, se retiró a Galilea y se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas, que se llamaría Nazareno.