Sí, pero no. O sea - Alfa y Omega

La futura ley del aborto será «un paso adelante» en defensa de la vida, ha dicho el nuncio en España, monseñor Renzo Fratini, en uno de sus pocos pronunciamientos sobre cuestiones de actualidad política. Preguntado por la reforma, mientras participaba, la pasada semana, en la convivencia de sacerdotes anual de la archidiócesis de Mérida-Badajoz, el nuncio valoró especialmente que se pusiera de manifiesto que la maternidad «no empieza cuando una mujer da a luz a un niño, sino en el momento de la concepción». Además, pidió que se dé a las mujeres en mayores dificultades «todo el apoyo» necesario. A su juicio, «la ley tiene el deseo de ayudar en los casos más complicados y difíciles».

Desde la oposición, continúa la lluvia de gruesos calificativos contra la reforma. De «bodrio preconstitucional» y «cambalache indigno» que «quita libertades a las mujeres», «para congraciarse con la extrema derecha», califica el texto el PSOE, con Pérez Rubalcaba a la cabeza. El diario El País secunda con toda su artillería la ofensiva, y encarga un estudio a Metroscopia, según el cual los socialistas aventajan en punto y medio al PP en intención de voto, debido al aborto.

Cunden las dudas en el Partido Popular. Ningún dirigente sale en defensa del ministro de Justicia. El lunes, ABC publicaba un duro editorial, Confusión de principios. «Hoy en día es difícil no ver temeroso al PP cuando se enfrenta a debates sobre la familia, la vida humana, la educación, la responsabilidad o la juventud, sobre los que el PSOE volcó su ingeniería social de manera implacable. La confusión interna sobre el aborto, si no se encauza conforme a los principios que el PP siempre ha defendido, acabará dando la razón a quienes piensan que los populares se comportan con España como gestores de una empresa en crisis, asépticos y neutrales en cualquier otra consideración que implique compromiso ético o defensa de valores que no sean de los que se incluyen en una contabilidad». Si el PP ha cambiado de principios, «de cara a las próximas elecciones generales, cabe esperar que depure su programa en cuestiones tan sensibles para su electorado y traslade a sus promesas electorales sus verdades convicciones».

Muy duro es también el Presidente del Foro Español de la Familia, Benigno Blanco, que escribe en Páginas Digital: «Si Rajoy no logra hacer que el PP cierre filas en la defensa de un proyecto que fue expresa promesa electoral y no saca adelante este anteproyecto sin modificar a peor sus contenidos básicos, el PP habrá muerto como partido capaz de liderar políticamente ese amplio sector de nuestra sociedad que hasta ahora le ha dado su confianza habitual y quedará condenado a una lenta extinción o, en el mejor de los casos, a ser un equipo de reserva de una izquierda monopolizadora de la política para sanear las cuentas en momentos de crisis. Los lidercillos de pacotilla que traicionan su identidad y programa para lograr un aplauso efímero de la izquierda mediática pueden acabar con el PP en el medio plazo y lograr la definitiva e irrevocable desafección de su electorado, ya muy harto de los incumplimientos de promesas y programas. Si se consumase esta traición, la sociedad civil reclamará responsabilidades».

También en Páginas, José Luis Restán centra la atención en «la ferocidad de la campaña» que «pretende situar a quienes promueven la cultura de la vida en el extrarradio de la ciudad común»; en «la colección de insultos y amenazas» que la oposición ha acabado dirigiendo, no sólo contra un Gobierno «bien laico» y fracturado en este tema, sino contra la Iglesia, convertida en «el único sujeto cultural relevante que mantiene encendida la llama da la cultura de la vida». «La pregunta que sobreviene (señores Bono, Fernández Vara, Jáuregui y García Page…) es si la izquierda reconoce a los católicos carta de ciudadanía o no. Tan brutal y simple. Porque si fuera que no, nuestra democracia estaría peligrosamente tocada del ala».