Uno de cada ocho cristianos en el mundo sufre persecución - Alfa y Omega

Uno de cada ocho cristianos en el mundo sufre persecución

Las persecución contra los cristianos afecta a 260 millones de personas en 73 países, según el último informe de la ONG Open Doors. En el último año, 2.983 cristianos fueron asesinados, 9.488 iglesias atacadas y 3.711 cristianos detenidos

Redacción
Foto: CNS

Uno de cada ocho cristianos en el mundo sufre persecución por su fe, número equivalente a 260 millones de personas. Estos son los datos que se desprenden de la Lista Mundial de la Persecución, presentada esta semana por la ONG Open Doors a la Cámara de Diputados de Italia. El informe analiza el periodo que comprende desde el 1 de noviembre de 2018 hasta el 31 de octubre de 2019, en cien países potencialmente afectados por la persecución a los cristianos. El documento muestra cómo, en comparación con el año pasado, los cristianos discriminados en un nivel definido como alto, muy alto y extremo han aumentado en 15 millones.

Según Open Doors, el número de cristianos asesinados ha disminuido (de 4.305 a 2.983 víctimas). Pero en el periodo analizado hubo 9.488 iglesias atacadas y 3.711 cristianos detenidos. «Las muertes y asesinatos han disminuido, pero es una cifra que generalmente cambia según el año y, por lo tanto, es muy fluctuante», explica Cristian Nani, director Open Doors. Sin embargo, lo que es constante es el aumento de la presión que afecta la vida privada y pública de los cristianos. «Son varios parámetros los que analizamos: discriminación, violencia, exclusión del trabajo, salud y atención médica, leyes que prohíben la existencia de cristianos o leyes contra las conversiones que se usan contra los cristianos».

El país que encabeza la lista es Corea del Norte, donde los cristianos deben mantener su fe en secreto. Si se descubre su fe, son enviados a campos de trabajos forzosos donde podrían morir por malnutrición o tortura. «Los cristianos no tienen el más mínimo espacio en la sociedad y los ciudadanos son conscientes de ello. Encontrar a otros cristianos para adorar y orar en comunidad es casi imposible y si algunos se atreven a hacerlo, se reúnen en el más absoluto secreto. Las iglesias que se muestran a los visitantes turísticos en Pyongyang tienen fines meramente propagandísticos», aseguran desde Open Doors.

El segundo país es Afganistán. Los cristianos no pueden vivir su fe abiertamente. «Hay una sola solución para los cristianos que son descubiertos: la muerte. Ni los grupos islámicos radicales ni la familia de un converso suelen mostrar misericordia a este respecto. A los conversos se los considera enajenados y algunos pueden terminar incluso en un hospital psiquiátrico y ver sus casas destruidas», explica el informe.

El tercero, primero del continente africano, es Somalia. La mayoría del territorio somalí está bajo el control del grupo extremista islámico Al-Shabaab, «que ha declarado públicamente que quiere limpiar al país de todos los cristianos». Los cristianos también enfrentan una persecución muy alta por parte de la familia y la comunidad en general. En los últimos años, la situación parece haber empeorado. Por ejemplo, «un intento de reabrir una iglesia en Hargeisa, Somalilandia, fracasó porque el Gobierno se vio obligado a ceder ante la presión de la población local».

Aunque está en el puesto número doce, porque en el sur los cristianos viven con más libertad, el norte de Nigeria es una de las zonas más peligrosas para los cristianos, debido a los ataques de las tribus fulani y Boko Haram. De hecho, el pasado fin de semana secuestraron a cuatro seminaristas en Kaduna, al norte del país.

Por primera vez, Burkina Faso y Camerún se encuentran entre los 50 principales países por discriminación contra los cristianos, lo que demuestra la difícil situación en el área del Sahel, donde operan al menos 27 grupos yihadistas. En el norte de Burkina Faso se han cerrado más de 200 iglesias. «Uno de los puntos esenciales en la agenda de estos movimientos es la eliminación de la presencia cristiana», explica Nani. «Llegan a las aldeas del norte de Burkina Faso dando un ultimátum de tres días a las familias cristianas para que desaparezcan del lugar». Si esto no sucede, «los matan».